16 marzo, 2012

Cuando un proyecto educativo traspasa los muros de la escuela e involucra, no sólo a los docentes, el alumnado y sus familias, sino también a los vecinos y vecinas del barrio, a las asociaciones y a todo aquel que quiera colaborar como voluntario, el resultado es la transformación del centro en una auténtica Comunidad de Aprendizaje, un faro que luce en un barrio donde la exclusión y la pobreza son lo natural para la mayoría de familias.

Así es “Una apuesta por la transformación”, iniciativa ganadora, entre otras 216 candidaturas, de la edición 2008 del Premio a la Acción Magistral. Una propuesta para la superación de desigualdades y la educación de calidad en el CEIP Andalucía, situado en el Polígono Sur de Sevilla.

A las dificultades de implicar en un proyecto al mayor número de actores posible, se suman los obstáculos derivados de trabajar en un barrio de mayoría étnica gitana en situación de exclusión social. En el ámbito educativo, el analfabetismo, absentismo y fracaso escolar, van de la mano con el alto índice de paro en la población joven y adulta del barrio.Estos obstáculos no frenaron la ilusión de los docentes del CEIP Andalucía que, hace ya más de nueve años, decidieron diseñar un proyecto en constante evolución, con la seguridad de que “a través de la educación se pueden modificar las condiciones de vida y las posibilidades de cambio”, según afirma la jefa de estudios y coautora del proyecto, Ángela Molina.

Cooperación a todos los niveles

Para abordar esta tarea, los 25 miembros del claustro entendieron que necesitaban ayuda. La Asociación Entre Amigos y la Unión Romaní, fueron los primeros apoyos del centro. Además, la comunidad se ha ido involucrando cada vez más en el proyecto. Desde los propios alumnos, que tienen un papel activo en su proceso de aprendizaje, pasando por las asociaciones (a las dos primeras entidades se unieron la Federación de Mujeres Progresistas de Andalucía y la Fundación Radio ECCA), sin olvidar la participación de las familias, y el papel desempeñado por los voluntarios, que colaboran de diversas maneras en el proyecto.

Esta cooperación a todos los niveles ha posibilitado la puesta en marcha de acciones y medidas curriculares, “como los talleres de radio, periódico, ciencias, arte, medioambiente, cómic; el trabajo por proyectos, las asambleas de aula para la gestión de la convivencia, o la educación en valores”, explica Ángela Molina.

Pero esta “Apuesta por la Transformación” aspira a un cambio integral desde su concepción. No sólo se trata de enriquecer las prácticas educativas, sino también la organización del centro en su totalidad y, en última instancia, de influir positivamente para convertir el centro -en palabras de su jefa de Estudios- en “un espacio para la convivencia, la participación y la gestión democrática del mismo”.

Una de las cualidades del proyecto, son las múltiples herramientas que se han establecido para la consecución de los objetivos: las comisiones de sueños, que planifican el trabajo para hacer realidad los sueños; la Comisión de Convivencia, que promueve el trabajo cooperativo; la implementación del programa “Prevenir para Vivir” (y otros que trabajan habilidades como la autoestima, el autocontrol, la afectividad, la autoafirmación). En definitiva, todas las actuaciones al alcance de los docentes para la promoción de valores relacionados con la paz, la coeducación, la solidaridad, y la ciudadanía crítica.

Familias: agentes y destinatarios

Pero la formación no sólo está dirigida a los 264 menores matriculados en Educación Infantil y Primaria, sino también a sus familias. Así, las clases sobre nuevas tecnologías, alfabetización o costura, se ajustan como un guante al ideal de involucrar en el proyecto a toda la comunidad de forma activa, para ser a su vez agentes y destinatarios.

“Hemos conseguido mejorar significativamente los resultados de la prueba general de diagnóstico que realiza la Junta de Andalucía al alumnado de 5º de primaria”, comenta Ángela Molina, respecto de los resultados que perciben desde la implantación del proyecto. “El incremento en el nivel curricular no sólo se refleja en esta prueba, sino en todos los niveles”, continúa, haciendo referencia a la mejora del clima de convivencia y la forma de resolver conflictos, los avances en la relación con las familias, el ambiente de colaboración… “Las iniciativas van dando fruto”, concluye.

En cuanto a la participación en el Premio a la Acción Magistral 2008, la jefa de Estudios del CEIP Andalucía no lo duda, “ha sido una experiencia muy positiva”. La difusión de las iniciativas entre compañeros de profesión, además, contribuye a la evolución y enriquecimiento de los métodos didácticos de cada profesor. La cooperación entre agentes educativos alcanza en este punto una nueva y prometedora dimensión ya que, como dice el proverbio africano -que Ángela Molina rescata acertadamente- “es necesaria la implicación de todo un pueblo para educar a un niño”.