Es para todo el mundo bien evidente que la vida para las mujeres es bastante diferente que para los hombres, no solo en otras zonas del mundo, sino en donde nos encontramos.

  • ¿En qué sentidos percibes que la vida es distinta para unos y para otras?
  • ¿Crees que como sociedad somos todo lo igualitaria que podríamos ser?
  • ¿Puedes detectar ejemplos en los que podemos mejorar?
  • ¿En cuáles piensas que ya hemos llegado todo lo lejos que se puede?

Uno de los ámbitos en el que es más evidente que hombres y mujeres no somos iguales es en el nivel de exigencia que unos y otras soportamos. En algunos casos, podríamos decir que esos niveles de exigencia constituyen, incluso, una forma de violencia de género sobre la mujer. ¿Tú qué opinas?

¿Qué podemos trabajar sobre este tema?

Vamos a empezar con un juego. Se coloca a toda la clase en un círculo y se pide a un voluntario o voluntaria que asuma el reto de ponerse en el centro de ese círculo para acatar las órdenes que se le irán dando desde el círculo.

El juego consiste en que, empezando por una persona cualquiera del círculo, se le ha de dar una orden a quien está en el centro que debe cumplir con rapidez. Por ejemplo, da tres saltos a la pata coja. Debe intentar darse prisa porque su objetivo es COMPLETARLA antes de que, no el inmediato a la derecha, sino el siguiente de quien participó con la primera orden (es decir, nos saltamos una persona), le dé una orden diferente a la primera, que debe realizar aunque no haya terminado la primera completamente.

Por ejemplo, si la primera era dar tres saltos a la pata coja pero antes de que termine se le da la orden de tocar el pomo de la puerta de la entrada a la clase, ha de cumplir esta segunda y dejar a medias la primera. Sin embargo, un nuevo compañero o compañera dos puestos a la derecha más allá de quien dio la última orden dará una nueva que se superpondrá a la anterior. El voluntario o voluntaria en el centro del círculo gana si consigue completar una orden totalmente, antes de que le llegue la siguiente. En ese caso, se cambia por una nueva persona que quiera colocarse en el centro y se hacen tantas rondas como se desee y el tiempo permita.

Este juego inicial nos puede dar una idea de cómo nos sentimos cuando, constantemente, recibimos órdenes y contra-órdenes.

  • ¿Alguna vez os habéis sentido así?
  • ¿Os ha pasado alguna vez que las personas os dicen algo y, a la vez, lo contrario?
  • ¿Cómo escogéis en esos casos qué es lo más conveniente?
  • ¿Os ha hecho sentir confusión alguna vez este tipo de conducta?
  • ¿Habéis sentido alguna vez que no hay forma de acertar o encajar por este tipo de cosas?

El audiovisual que hemos visto resulta bastante apabullante en un primer visionado y tiene todo que ver, aunque a otro nivel, evidentemente, con lo que acabamos de reproducir a través de este sencillo juego. Cuando se dan dobles mensajes, superpuestos e incompatibles entre sí, da igual lo que la persona haga, nunca es suficiente para gustar a todo el mundo, para satisfacer todas las exigencias y se queda a merced de los tiranos que imponen sus reglas del juego.

La sensación que nos produce escuchar y ver el audiovisual es que prácticamente no nos da tiempo a seguirlo por sobresaturación y superposición de instrucciones que resultan, como poco, demasiadas y, a poco que se examinan, del todo contradictorias.

  • ¿Pensáis que los directores de este audiovisual lo han hecho a propósito o que, por el contrario, es un efecto casual?
  • ¿Qué sensaciones te ha producido ver este corto?
  • ¿Han sido buenas o malas sensaciones y por qué?
  • ¿Piensas que esa sensación de agobio que produce el audiovisual puede asemejarse en alguna medida a lo que las mujeres viven cuando, a lo largo de su vida, una y otra vez, reciben dobles mensajes, contradictorios entre sí, acerca de lo que deben o no deben hacer como “damas”?
  • ¿Qué te parece la estética que tiene la narradora del audiovisual? ¿Crees que es casual o que se ha querido lanzar un mensaje con ello? ¿Cuál crees que podría ser?

Sugerimos hacer un segundo visionado en el que cada participante pueda tomar nota de las instrucciones contradictorias que detecta en el guión y que no son, ni más ni menos, que algunas de las muchas que la mayor parte de mujeres escuchan a lo largo de su vida. Después de esa recogida individual, hacer una puesta en común y recopilar las más relevantes en la pizarra.

Dirigido a las chicas:

  • ¿Alguna vez habéis recibido mensajes de este tipo?
  • ¿Ha sido solo de parte de hombres o tenéis también la sensación de que las mujeres opinan igual?
  • ¿Cómo os han hecho sentir esas órdenes contradictorias? ¿Alguna vez han puesto vuestra autoestima en jaque?
  • ¿Qué porcentaje de chicas pensáis que tienen problemas de autoestima por cosas como éstas?
  • ¿Lo sentís como una forma de violencia de género sobre vosotras o lo veis como algo normal?

Dirigido a los chicos:

  • ¿Os resulta sorprendente lo que acabáis de ver en el vídeo?
  • ¿Pensáis que es exagerado lo que intentan mostrar?
  • ¿Alguna vez habéis pensado -ni siquiera dicho- algunas de estas frases o incluso contradicciones al completo?
  • ¿Qué porcentaje de hombres pensáis que opinan de la forma que se ha mostrado en esta secuencia?
  • ¿Cuánto pensáis que se contribuye a la autoestima de las mujeres pensando, hablando y actuando de esta forma?

El concepto de “dama” es uno que se repite constantemente en la secuencia que hemos visto. Ha evolucionado, sin duda, mucho a lo largo de los tiempos. Podemos proponer al gran grupo que piensen, en diferentes épocas de la historia, lo que ha significado “ser una dama”. (Puede ayudar a ponerles en situación proyectar diferentes fotografías o imágenes que representen algunas de las diferentes épocas de la Historia o distintos lugares geográficos hoy en día). Poner en común las diferentes aportaciones sobre lo que significaba ese concepto e intentar buscar un hilo conductor a todas ellas. ¿Cuál puede ser? (Ese hilo conductor siempre ha sido y sigue siendo el beneficio del hombre, que es quien ha determinado de forma más evidente los convencionalismos a ese respecto, lo que convenía o no convenía).

  • ¿En qué sentidos piensas que ha beneficiado a la mujer todo este tipo de instrucciones que ha venido recibiendo a lo largo de los siglos y aún hoy en día?
  • ¿En qué aspectos ves que se ha beneficiado el hombre de las mismas cosas?
  • ¿Consideras que este tipo de instrucciones hacia la mujer desarrollan la responsabilidad del hombre respecto a su conducta, sus impulsos o su trato respecto a las mujeres, o por el contrario sobrecargan la responsabilidad sobre los hombros de ellas?

Para profundizar en esta pregunta, por ejemplo, puede usarse en particular lo referente a la “cultura de prevención de la violación y el abuso” que se ha transmitido con ese lenguaje durante tanto tiempo y a la que aún estamos tan acostumbrados y acostumbradas. Esa argumentación se ha usado una y otra vez incluso en contextos judiciales y se sigue instalado en nuestra conciencia colectiva, por el que la culpable de una posible agresión es la mujer debido a lo que ha hecho o dejado de hacer. La conducta de la mujer es, en esos casos de abuso, considerada un atenuante para el hombre y su responsabilidad.

Puede ayudar explicarles que, incluso aunque una mujer hubiera sonreído a un extraño, fuera bebida, ligera de ropa o anduviera sola por la calle, eso en ningún caso justifica que un varón pueda actuar de cualquier forma respecto a ella.

Pueden ponerse a debate por unos minutos y para cerrar la actividad, a colación de esto, sucesos recientes como todo lo que rodeó a las agresiones de La Manada en nuestro país, o al caso de Harvey Weinstein en EEUU, que aparece en el vídeo y que catapultó el movimiento de protesta #MeToo por parte de muchísimas mujeres, no solo del mundo del cine, sino fuera de él.