2 julio, 2014

Ando estos días atareado cerrando papeles por las escuela, es lo peor de la labor diaria de la dirección; hay que cerrar actas; la memoria del curso; expedientes y matriculaciones … todo para que el curso acabe y podamos comenzar el próximo de la manera más satisfactoria posible, es una tarea necesaria pero tremendamente ingrata, sobre todo, porque me toca hacerla solo, con la escuela a mi disposición pero sin las compañeras que ya han terminado su labor.

Bueno solo, lo que se dice solo, no estoy. Nuestra escuela acoge cada verano una actividad municipal que organiza actividades para los niños por las mañanas; ellos ocupan la planta baja mientras yo lidio con los papeles en la primera planta. Me llegan atenuados algunos de los juegos y actividades … aunque yo la verdad, lo que quiero es terminar pronto e irme de vacaciones, lo confieso, necesito desconectarme ya del ordenador y del espacio físico del colegio.

Se me va haciendo ya muy largo el tiempo escolar y pienso en ellos y ellas que seguramente se tiren los próximos meses entre estas paredes, haciendo cosas diferentes pero en el mismo espacio que alberga la escuela diaria a la que asisten. En los últimos tiempos la oferta se ha vuelto infinita desde campamentos de verano con temática deportiva, pasando por juegos y actividades de manualidades o en medio del campo … en muchos casos es necesario por una cuestión familiar, los niños no pueden quedarse solos mientras sus padres trabajan pero … ¿de verdad desconectan los niños en verano?

Con el cambio de quincena han comenzando las actividades de verano, de refuerzo, y muchas en inglés; uf, confieso mi agobio públicamente … más inglés, madre mía que ganas de pillar la bici, pedalear, encontrar un regato y buscar ranas y tritones. Evoco automáticamente mis veranos de camping, en casa de mi abuela o en las orillas de una playa buscando bichos, todo en castellano y sin presión, sobre todo eso, sin presión de cuadernillos, monitores o adultos a mi alrededor diciéndome que no tengo derecho a aburrirme con mis pocos años y que tengo que aprovechar el tiempo.

El tiempo más allá de la escuela también es educativo, cómo no, pero debe serlo desde la informalidad, debería ser libre y abierto a que el niño disponga de ese espacio que la vida escolar a diario le va quitando. Si convertimos el verano en un parque temático de actividades “educativas” y “formativas”, posiblemente conciliemos nuestras vidas familiares y laborales, primer objetivo cumplido pero habremos coartado a nuestros niños de un tiempo de crecimiento tan necesario como la dimensión académica que tanto nos preocupa.

Vete de campamento a descubrir nuevos lugares, establecer nuevas amistades con niños de otros lugares; comer y dormir fuera de casa más allá del amparo de tus padres o quédate jugando en el pueblo de tu abuelo llenándote de cardenales las piernas de caerte de la bici … haz cosas que no puedes hacer durante el resto del año, cambia, diviértete, disfruta en definitiva del tiempo libre … y si tienes que hacerlo en una actividad organizada, que ésta sea lo más abierta posible; que facilite la imaginación y la creatividad; que sea ajustada a la edad e intereses de los niños y niñas; que fomente valores y la participación infantil … en definitiva, que respete su tiempo de desconexión, igual que los adultos intentamos elegir las vacaciones que más nos satisfacen y que nos ayudan a tomar aíre, a cargarnos de energía para continuar con nuestro día a día.

 Lo dicho … descansad, disfrutad, aprended y sobre todo … desconectad, Feliz semana 😉