10 mayo, 2014

A continuación, os doy a conocer la experiencia de Adrià, uno de mis alumnos. Adrià es un ejemplo de chicos a los que la vida no se lo ha puesto fácil, pero a la vez, es un ejemplo de  superación personal. Para él no es fácil asistir cada día a clase, ni entrenar, ni ir de excursión, ni salir con sus amigos, aún así intenta hacer una vida plenamente normal.

 

Nadie mejor que él puede explicar lo que implica convivir con una enfermedad que debe vencer cada día. Puede servir de ejemplo para otros jóvenes que deben superar situaciones parecidas.

 

He pensado que éste era un buen espacio para dar a conocer su experiencia.

 

“Mi nombre es Adrià Morchón García, tengo 15 años, estoy cursando cuarto de la ESO y mi pasión es el futbol. Actualmente soy portero del equipo Cadete A de la Unió Esportiva Olot.

 

Mi infancia fue normal, era un niño travieso, movido, divertido… no tenía ningún problema. Mis visitas al pediatra eran pocas, sólo iba durante las revisiones anuales o por alguna pequeña lesión a causa del futbol.

 

Todo cambió a partir de agosto de 2009, tenía diez años. Realizando la pretemporada tuve un fuerte dolor en la zona anal. Ni mis padres ni los médicos sabían que tenía,  pero el dolor era cada vez más intenso.

 

Recuerdo la primera analítica, estaba muy nervioso, no sabía si me dolería… en cambio ahora, soy yo quien les dice a las enfermeras donde me deben pinchar.

 

En aquella primera analítica salió que tenía una fuerte anemia, cada vez estaba más delgado.

 

Al cabo de pocos días me ingresaron para hacerme un drenaje de un absceso que se me había formado en el  “culete”. El dolor era horrible. Empecé a tomar antibióticos y unas pastillas tan grandes que no sabía cómo tragármelas. A pesar de la medicación no mejoraba, perdía peso, los vómitos eran constantes y  las diarreas cada vez más fuertes.

 

Los pediatras de Olot no acababan de saber a qué era debido tanto dolor, así que optamos por ir a otro hospital en Barcelona, al Sant Joan de Déu. Allí finalmente pusieron nombre a mi dolor: padecía la llamada “enfermedad de Crohn”.

 

Estuve un mes ingresado en el hospital, me hicieron muchas pruebas y tomaba muchas pastillas.

 

Cada día intento asistir al instituto, pero cuando el dolor, con el que intento convivir, se hace más intenso, me impide hacer lo que más me gusta: jugar a futbol e ir al instituto. A pesar de llevar cinco años conviviendo con esta enfermedad, aún hoy no acabo de entender porqué me ha tocado a mí.

 

Una de las cosas positivas a consecuencia  de mi estancia en el Hospital Sant Joan de Déu, ha sido ser escogido para formar parte del Consejo de Jóvenes. El Consejo de Jóvenes está formado por doce chicos de entre 12 y 21 años, pacientes del hospital durante larga temporada. Se creó para darnos voz a nosotros, los pacientes, y conocer así nuestras necesidades para mejorar nuestra  relación con el hospital y hacer más llevadera nuestra estancia en él. Realizamos varias reuniones al año y estamos muy contentos de decir que gracias a nuestras propuestas, los jóvenes pueden gozar de un espacio llamado Rincón Joven, donde los adolescentes de encuentran , sin médicos y pueden jugar al billar, a la play, a la wii

 

Gracias al Consejo de Jóvenes he tenido muchas experiencias únicas, como conocer a Marc Gasol, participar en un calendario benéfico, grabar un villancico junto con médicos del hospital… pero supongo que la más enriquecedora ha sido participar como coautor, juntamente con otros miembros del Consejo, de la novela 250 quilòmetres de Víctor Panicello.

 

El protagonista de la novela se llamaba Guillem, pero justo acabar la novela, un miembro del Consejo falleció a causa de una enfermedad muy grave. En homenaje a él le cambiamos el nombre por Quim.

 

A partir de esta noticia empezaron unos meses llenos de buenas experiencias. Rodamos un cortometraje con el actor Edu Soto, Rosa Andreu y Francesc Colomer. El grupo Audiovisual Mirapo hico un juego para el Iphone basado en la novela. En la Pedrera hicimos una gran presentación. Hasta hoy hemos realizado varias conferencias en distintos institutos.

 

Ésta es mi historia, espero que si alguien en una situación parecida la lee, pueda sacarle también algo positivo. Pasar por esta situación me hace valorar y aprovechar al máximo los momentos de tregua que la enfermedad me da. No es fácil, pero se intenta.”

 

Para Adrià y su familia. Ànims!

Join the discussion 2 Comments

  • MATILDE dice:

    Es una pena que las personas valoremos las cosas y la vida tan sólo cuando nos encontramos en situaciones difíciles, pero si nos damos cuenta muchas veces estas situaciones nos brindan experiencias que de otro modo nunca hubiéramos tenido, es decir, conocer a otras personas maravillosas y muy humanas, llámense médicos, enfermeras, escritores, productores de cine, jugadores de baloncesto.
    La vida se compone de toda clase de momentos y cuando estamos más vivos muchas veces es cuando sufrimos algún tipo de enfermedad, porque nuestra mente, nuestro corazón se habre y se deja de prejuicios, de normas, de intolerancias y hace lo que sabe hacer, vivir y disfrutar de las cosas que le rodean, sacar partido a aquello que tiene a su alrededor.
    Brabo por los que viven, brabo por los que disfrutan del día a día, brabo por los que ven las cosas con ojos nuevos. Bravo por ti.

  • MATILDE dice:

    Es una pena que las personas valoremos las cosas y la vida tan sólo cuando nos encontramos en situaciones difíciles, pero si nos damos cuenta muchas veces estas situaciones nos brindan experiencias que de otro modo nunca hubiéramos tenido, es decir, conocer a otras personas maravillosas y muy humanas, llámense médicos, enfermeras, escritores, productores de cine, jugadores de baloncesto.
    La vida se compone de toda clase de momentos y cuando estamos más vivos muchas veces es cuando sufrimos algún tipo de enfermedad, porque nuestra mente, nuestro corazón se abre y se deja de prejuicios, de normas, de intolerancias y hace lo que sabe hacer, vivir y disfrutar de las cosas que le rodean, sacar partido a aquello que tiene a su alrededor.
    Brabo por los que viven, brabo por los que disfrutan del día a día, brabo por los que ven las cosas con ojos nuevos. Bravo por ti.