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Andrea Moya: Comunicar no es interrogar, es compartir

El pasado martes día 30 de septiembre tuvimos la oportunidad de participar en un nuevo taller EduCONEC en Educación Conectada.

Una charla llena de reflexiones, información y propuestas de acción a cargo de Andrea Moya Acaso, experta con una notable trayectoria en el campo de la psicología y la educación. El taller llevaba por título Crianza Digital Consciente: Estrategias para fomentar el Pensamiento Ccrítico

Moya, que es la responsable de proyectos educativos en el Centro Creciendo, comenzó su intervención dibujando el marco de intenciones de la charla, entre los que estaban: no alarmar, conocer los riesgos, pero tratar de poner el foco en generar responsabilidad.

Andrea Moya

Desde su visión, se trata de afrontar la vida conectada de la adolescencia reduciendo el miedo, aumentando la comprensión hacia su momento vital, y tratando de, si resulta necesario, impulsar una transformación en ellas y ellas con dinámicas y recursos que están al alcance de las familias.

Dividió la ponencia en tres bloques, y dedicó el primero a la situación actual de los entornos digitales en infancia y adolescencia.

La psicóloga Andrea Moya puso de relevancia, a partir de sus muchos estudios y experiencia, la realidad de una movilización sin precedentes en la sociedad, donde la responsabilidad empieza a ser compartida entre la clase política, las instituciones, los medios de comunicación, las familias y las y los menores de edad.

Dio algunos ejemplos para ilustrar esta afirmación, con legislación en marcha, iniciativas sociales (entre las que destacó el programa “Educación Conectada” de Fad juventud), y apuntó la necesidad de que las empresas de aplicaciones, plataformas y redes sociales comiencen a asumir con mayor eficacia sus muchas responsabilidades sociales.

Ilustró su visión del momento actual con algunas Buenas Prácticas que están teniendo éxito para conseguir ese necesario equilibrio en el uso de las tecnologías por parte de la infancia y adolescencia: el reto de un profesor del País Vasco, “no phone Challenge”, como ejemplo concreto, el modelo educativo de Estonia, como un ejemplo global.

Convertirnos en una base segura desde la cual ellos exploran el exterior y exploran las redes y somos un refugio para que vuelvan en momentos de necesidad.

Para cerrar el primer bloque dedicado a trazar este mapa de situación, se enfocó en las familias y sus características generales; en la necesidad de analizar la brecha generacional, para aplicar medidas de corrección en la comunicación y la educación, a partir de la comprensión de padres, madres, hijas e hijos.

Hizo una interesantísima comparativa entre las generaciones X y Milennials, que hoy están en el segmento de padres y madres, y las generaciones Z y Alfa, que son hijas e hijos.

El análisis de Moya queda completo con la explicación de las razones por las que a los chicos y las chicas les interesan los influencers, que se han erigido como referentes clave para la adolescencia porque les perciben como jóvenes reales, cercanos y accesibles, que hablan su mismo lenguaje y tienen más credibilidad que los políticos.

En el segundo bloque realizó un análisis de hábitos, emociones y del concepto de apego, una idea que envolvió toda la ponencia. Se trata de centrar el esfuerzo en la introspección (detenerse a conocer cada situación concreta y no trabajar con estereotipos y lugares comunes) y la adopción de un marco emocional positivo para guiar la crianza digital.

En este punto, Andrea Moya propuso una serie de pautas para construir un plan personalizado para familias.

Un plan que incluye asumir la responsabilidad, tomar conciencia del uso propio de las pantallas, revisar los miedos personales para poder ocuparse de ellos en lugar de paralizarse y comprometerse a aprender sobre el mundo online para poder educar en él.

Ofreció aquí una serie de dinámicas familiares prácticas tremendamente interesantes para lograr el fin de comunicarse y llegar a puntos de entendimiento interfamiliar. Explorando emociones, diferenciando necesidades, regulando comportamientos, y poniendo en valor el apego, el afecto, la sonrisa.

También dedicó Andrea Moya, experta en apego seguro y crianza digital consciente, un tiempo a identificar valores que difunden las redes y que resultan tremendamente:

Ideas que se desvirtúan, como el éxito, la felicidad. el consumismo unido al algoritmo, la belleza exterior, la individualización de las personas con la consecuente disminución de la empatía.

Y una vez analizadas estas contradicciones, invitó a quienes la estaban viendo a que se convirtiesen en uno más de los influencers a quienes siguen sus hijas e hijos.

Dentro de este mismo segundo bloque, Andrea nos llevó a conocer la Teoría del Apego de John Bowlby y Mary Ainsworth.

«Convertirnos en una base segura desde la cual ellos exploran el exterior y exploran las redes y somos un refugio para que vuelvan en momentos de necesidad». Hizo el paralelismo con el barco que sale del puerto, investiga en alta mar, pero sabe que tiene un puerto al que volver.

Revisar los miedos personales para poder ocuparse de ellos en lugar de paralizarse y comprometerse a aprender sobre el mundo conectado para poder educar en él.

Repasó las necesidades a cubrir para construir un apego seguro en el contexto digital:

  • Las fisiológicas, garantizando las horas de sueño como una línea roja fundamental.
  • Las emocionales, haciéndoles sentirse atendidos y atendidas queridos y queridas incondicionalmente tal y como son
  • Las Intelectuales, ofreciéndoles alternativas, alimentando su curiosidad y analizando críticamente los contenidos juntos.
  • Y las necesidades sociales, fomentando contextos presenciales, pero también respetar y guiar su socialización a través de medios digitales.

Finalizada esta exposición pasó a desarrollar el tercero de los bloques, un apartado eminentemente práctico lleno de estrategias a seguir.

Y nos ofreció un conjunto de herramientas con las que aplicar lo aprendido, con la clave de pasar de un rol de juez o jueza a uno de científico o científica. Investigando, analizando, preguntando, compartiendo.

Teniendo en cuenta que comunicar no es interrogar, es compartir.

Explicó técnicas de Comunicación Efectiva, como la escucha activa y la utilización de frases de conexión.

También dio algunas opciones de juegos y actividades para fomentar el Pensamiento Crítico, y otra serie de actividades y retos familiares que pueden ayudar a tener ese debate de fondo que nos está inquietando o importando en cada momento.

Para hablar del tiempo de utilización, del algoritmo, de las búsquedas activas frente a los contenidos que ofrecen los algoritmos.

En suma, el taller resultó tranquilizador y positivo, con esa Teoría del Apego como el marco fundamental, postulando que los padres y madres deben ser la “base segura” desde la que los hijos exploren el mundo digital.

Por otra parte, el objetivo inicial de equipar a las familias con herramientas para navegar la desinformación y los desafíos de la era digital, fortaleciendo los vínculos y educando mentes libres, críticas y responsables quedó ampliamente cubierto.

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