24 enero, 2013

Mi primera intervención va a tener el objetivo de compartir con vosotros lo que entiendo del proyecto de “Acción Magistral”. He tenido la suerte de colaborar con los equipos de la FAD y de BBVA en el diseño de este proyecto y me parece que hay una ambición que es digna de señalar. No estamos con un proyecto continuista sino más bien con un proyecto rompedor.

Desde hace varios años trabajo con la Comisión Europea en los asuntos de educación. Se habla mucho de educación a nivel europeo, no sé si se hace tanto como se habla, pero se hace mucho y creo que el contexto en el cual esta Acción Magistral se lanza, se desarrolla, es importante.

Hay cifras que todos conocemos, voy a recordar algunas. Hablamos del fracaso escolar en España de más allá del 30%; hablamos de una tasa de desempleo juvenil de más allá del 50%; hablamos no solamente en España pero en todos los países de la Unión Europea de recortes en educación. Sé que estamos inmersos en un entorno de contradicción y de ambigüedad pero también tenemos algunas vías claras y una de estas ideas es la necesidad entre todos de repensar la educación. No es algo nuevo, ni en la literatura, ni en la práctica, pero quizás jamás como hoy se ha sentido la necesidad de crear un entorno más propicio para el crecimiento y no cualquier crecimiento, sino un crecimiento inteligente, inclusivo, sostenible.

Las cifras siempre son difíciles de manejar pero se dice que un euro invertido en educación representa entre 10 y 15 euros de crecimiento. El proyecto de Acción Magistral contribuye a esta transformación. Estamos hablando de innovación y cuando empezamos a manejar la palabra innovación en educación también entramos en un terreno peligroso. La primera idea que nos viene a la mente cuando se habla de innovación en educación son las nuevas tecnologías.

Hoy en día la Unión Europea trabaja sobre una iniciativa que se presentará en junio 2013 y que se llama educación abierta (Open Education Initiative), “la iniciativa de la educación abierta”. Pretende impulsar un cambio muy grande en los sistemas educativos, abriendo la educación y cuando dicen abriendo la educación, en inglés dicen “Open up” que es algo más que abrir, sería abrir y compartir.

¿Y qué vamos a compartir? Vamos a compartir recursos, recursos creados en cualquier sitio por cualquier actor que vamos a poner a disposición de la multitud. Vamos a tener la posibilidad o deberíamos tener la posibilidad de crear y re-usar contenidos.

Sin embargo este proyecto de “Acción Magistral” no es sobre tecnología. ¿Y por qué no es sobre tecnología? Incluye tecnología dentro de su ideario pero no es sobre tecnología porque sabemos que desde hace más de 10 o 15 años, que hablamos de cómo la tecnología tiene que cambiar la educación, hemos visto que no es tan sencillo.

Hay una frase inglesa que me gusta mucho. Dice: “no basta con añadir alas a una oruga para crear una mariposa, porque lo que consigues crear es una oruga incompetente y disfuncional. Para crear mariposa lo que necesitas es un proceso de transformación”. Creo que el proyecto de Acción Magistral forma parte de este proceso de transformación de la educación.

No nos gusta saber porqué nos cuesta tanto transformar la educación. Hay algunos elementos a los cuales nuestros expertos apuntan que es por ejemplo que las escuelas por esencia son conservadoras, digo las escuelas como sistema no estoy hablando de las personas. En un sistema conservador, no podemos introducir muchos cambios en la manera de enseñar. A nivel global, a nivel europeo, saber por ejemplo en cuanto a tecnología que más del 75% de los estudiantes hoy en día en Europa no tiene acceso en la escuela a la banda ancha. En la escuela primaria solamente un cuarto de los alumnos pueden tener acceso a un entorno virtual de aprendizaje.

Cuando hablamos de prácticas, en el 70% de las escuelas, los estudiantes tienen profesores que utilizan las nuevas tecnologías pero solamente en el 25% de sus clases. ¿Entonces esta diferencia qué nos muestra? Nos muestra que la innovación es un proceso muy frágil, es un proceso que también tiene que ver con la dificultad de los propios alumnos y hablamos mucho de la capacidad de los alumnos para crear su propio camino de aprendizaje, su capacidad de decidir sobre su ritmo de aprendizaje. Solo un porcentaje muy pequeño de los alumnos lo pueden hacer; entonces el desafío principal no tiene tanto que ver con la accesibilidad, ni es tampoco un desafío cognitivo. No es que haya un problema de capacidad cognitiva de los alumnos. Yo creo que el problema principal es un problema de motivación y este problema de motivación lo tenemos tanto con los alumnos como con los profesores.

Uno de los objetivos que todos compartimos es intentar impulsar un deseo, impulsar pasión por el aprendizaje. Esto es la gran labor de los docentes y tiene que ver directamente con la educación en valores ¿Por qué? ¿Qué estamos creando con esto? Estamos creando ciudadanos.

Hay una persona con quien tengo la suerte de colaborar. Se trata de un profesor americano que es un especialista de participación y la participación tiene mucho que ver con el proyecto de Acción Magistral. Este profesor, que se llama Rogert Hart, explica y escribe lo siguiente: “para que la persona sea un ciudadano activo, miembro efectivo de la sociedad tiene que ser alguien seguro, confiado, reflexivo, pensante, considerado, conocedor y responsable. Esto supone desarrollar determinadas habilidades. Un área de la que no conocemos lo suficiente y que se debe relacionar con otros asuntos. Entre estos están la participación, auto-reflexión, auto-determinación, identificación y solución de problemas, discusión y toma de decisiones grupal.”

Podemos relacionar estas palabras claves directamente con muchos de los proyectos que han sido premiados en las últimas ocho ediciones del premio de Acción Magistral pero detrás de cada práctica hay profesores, que fundamentalmente se dedican a enseñar y no a enseñar cualquier cosa. No se limitan a enseñar sobre algo, enseñan a ser. Y sin estos profesores no podremos lograr ningún cambio en educación. Pero tampoco nos podemos quedar con lo que los profesores son a día de hoy, tenemos que ayudar y apoyar a su formación.

Las nuevas tecnologías han mostrado que no basta con formar. ¿Cuántas horas, meses, años de formación han recibido los profesores Españoles y europeos en material de tecnología? No se puede ni contar. ¿Y cuántos son capaces hoy de realmente impulsar un supuesto cambio gracias a la tecnología? Muy pocos. ¿Y esto qué significa? Que ha fallado algo en la formación.

¿Por qué? Porque la formación, si se limita a ser una formación pasiva de arriba hacia abajo, no funciona. La formación ha de ser activa, es decir que los profesores cuando entran en un aula para formarse no entran como barcos vacíos, entran cargados de experiencias, sentimientos de convicciones y también de dudas. Lo que vimos en el mes de Septiembre en este encuentro que pudimos tener en el campus BBVA mostró las ganas que tenían estos profesores de compartir, de intercambiar.

¿Entonces qué hemos conseguido con este primer encuentro de Septiembre? Hemos conseguido devolver la responsabilidad del cambio a los propios profesores, que sean ellos gracias a un apoyo, pero digo casi un apoyo logístico, puedan hacerse dueño del cambio que necesitan.

Así que estamos hablando de una comunidad de prácticas, hay centenares de miles de miembros potenciales de esta comunidad, no solamente son los profesores, también son los padres.

No podemos desarrollar una comunidad de práctica eficaz con centenares de miles de miembros activos. Vamos a tener que dividir, que segmentar, que gestionar. Parte de este proceso de gestión está detrás del proyecto de Acción Magistral.

Hay un autor americano que se llama David Hargreaves que ha escrito un libro sobre la epidemia de la educación (Epidemic Education). Yo creo que parte de la ambición tanto de la FAD como de BBVA es de inyectar algo de este virus o de incocular de nuevo para recordarlo a todos los que ya están sensibilizados.

Hay una palabra muy bonita de una antropóloga que se llama Margaret Mead. Durante todo el año 2011 cuando tuvimos la suerte de gestionar el Año Europeo del Voluntariado hicimos mucho uso de esta frase: “No dudes jamás de la capacidad de tan solo un grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos para cambiar el mundo”.

De hecho siempre ha sido así. Creo que parte de la propuesta de Acción Magistral es cambiar un poquito el mundo y por ello debemos dar las gracias a los que lo impulsan.