8 julio, 2019

…cuando una frase no termina como creemos,… o cuando algo no nos sale como pensamos o queremos…. o cuando subes una foto y no recibes los Likes que esperabas…en fin, que encima no solo sentimos confusión, como dice la frase de arriba… también sentimos frustración ¡e incluso cabreo!

Nos da por enfadarnos o estar de bajón “¡¡esta vida es una mierda!!” o por pillar un berrinche infantiloide tipo “¡¡ahora me enfado y no respiro!!“.

Todo esto tiene que ver con lo que llaman “baja tolerancia a la frustración”, es decir, que las cosas no salgan como queremos.

Y muchas veces esto tiene que ver con un problema de expectativas muy altas… Y aquí entramos en un panorama en España un poco contradictorio…por un lado tenemos una generación educada en el “aquí y ahora, Colacola” es decir una generación de jóvenes con baja tolerancia a la frustración y que se chinan muchísimo si las cosas no salen o son como pensaban….peeeeero por otro lado , y ante la situación de los últimos años, los estudios (el de la FAD, por ejemplo) nos dicen que a las y los jóvenes en España les cuesta tener expectativas altas sobre todo si les dices que piensen en su futuro. Tenemos un 36% de jóvenes que ya ni aspiran ni piden por ejemplo trabajar en lo que les gusta o han estudiado, simplemente sus expectativas se centran en tener “un trabajo, de lo que sea”.

Y a su vez tenemos una generación de jóvenes que intentan no frustrarse y pasar de ser la “generación de ninis” (que ni estudian ni trabajan) a intentar ser la generación de las y los “sisis”, que estudian y trabajan a la vez.

Esta generación “sisi”, según la última EPA (Encuesta Población Activa), ha aumentado en 20.000 jóvenes en el último año. Lo preocupante es el aumento de más de 35.000 jóvenes de la generación “nini” llamada “inactiva sin expectativas”, es decir, quienes ya no solo ni trabajan ni estudian sino que, frente a las y los ninis activos”, ya incluso han dejado de buscar e intentarlo por falta de expectativas, baja motivación y alta frustración.

Y esto podría no parecernos súper importante, pero es que lo relacionan directamente con el hecho de que la juventud española sea o no feliz. Y es que ya lo decía Shakespeare “yo siempre me siento feliz ¿sabes por qué? Porque no tengo muchas expectativas”.

Y aquí es cuando nos puede entrar un poco el bajón: ¿Entonces dejo de soñar y de esperar para no frustrarme? Pues no, creemos que tiene que haber un equilibrio.

Por un lado tenemos a Lady Gaga, por ejemplo, que este año en la entrega de los Oscars con el suyo en la mano nos decía a todo el mundo “Si tienes un sueño, lucha por él, no te rindas y persíguelo que lo conseguirás”. También están los mensajes molones, buenrollistas y motivacionales de las tazas de Mr. Wonderful rollo: “Querer es poder”, “Creer es crear”, “Imposible solo es una opinión”, “Sigue que lo consigues”…

Pero no, a veces querer no es poder…a veces por mucho que quieras o creas en algo, esto no va a pasar. ¿Y qué pasa cuando no se cumplen nuestros sueños o expectativas? ¿Cómo se gestiona la frustración de no lograr algo que se supone que era posible o esperabas que iba a pasar?

El doctor en psicología Edgar Cabanas, autor del libro “Happycracia” (Ed. Paidós), lo tiene claro. “Es nuestro deber enfrentarnos a la vida como algo real y no como una fábula. Debemos ser realistas y comportarnos como adultos para ser felices”.

Vaaale, nos queda claro, los fracasos y las frustraciones son algo normal en la vida. Porque nada “tiene que pasar” solo porque lo deseemos. A veces las cosas no pasan. E incluso a veces “pasan” y luego “pesan” porque no es lo que esperábamos. En fin, que como los estudios dicen que eso de la “tolerancia a la frustración” se puede entrenar nos toca ejercitarla.

Peeeero oye, que no se te olvide tampoco perseguir los sueños, ilusionarte, no rendirte y confiar porque a veces ¡las salchichas ocurren!

¿Y TÚ QUÉ … la realidad te confunde, salchicha?

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