8 noviembre, 2016

“Lo estaba buscando”, “Dice que no pero en realidad sí quiere”, “Iba provocando”, “Me besó, seguro que quería algo más”, “Es solo un piropo… no te cabrees”. Frases como éstas se escuchan cada fin de semana entre jóvenes y, no tan jóvenes, perpetuando una de las formas de violencias contra las mujeres más extendidas, la violencia sexual.

Ayer lunes 7N, hubo nuevas marchas feministas (es decir, que luchan por la igualdad) en toda España, convocadas justo un año después de las grandes marchas contra las violencias de género que recorrieron nuestro país . Dentro de unos días es el 25N, es terrible que tengamos que seguir recordando año tras año que millones de mujeres y niñas sufren en su propia piel las consecuencias de un mundo que las discrimina y las somete a múltiples formas de violencia, tanto en las leyes como en la práctica, por el simple hecho de ser mujeres. El 25 de Noviembre es un día para reivindicar y recordar que las mujeres y niñas tienen derecho a no sufrir violencia de ningún tipo. Luchar por ello, debe ser un compromiso para todo el mundo.

Por eso, cada noviembre desde este blog, dedicamos un post a la prevención de las violencias machistas. La interpretación actual del problema de la violencia contra las mujeres, que pone el foco en las manifestaciones explícitas y más brutales (como violación, agresiones físicas y asesinatos), resulta reduccionista y oscurece otros elementos que no son en absoluto secundarios, como la prevención y sensibilización sobre el consentimiento sexual. Sobre ese consentimiento sexual, sobre la llamada cultura de la violación, sobre el NO es No, queremos hablar hoy.

Debería ser sencillo: el NO significa NO. El SÍ o el NO están condicionados a lo que piensas o sientes en ese momento. Las personas pueden cambiar su inicial SÍ por un NO. Y no pasa nada. Lo aceptas y punto. No se debe cuestionar… Pero parece que hay personas a las que les cuesta entenderlo. La dibujante de cómics Alli Kirkham hizo una serie de 7 cómics que ilustran los problemas que rodean al consentimiento utilizando situaciones muy cotidianas (te mostramos 2 de ellos y te animamos a buscar el resto en internet). También hay en la red un vídeo que muestra de forma muy clara y precisa el consentimiento sexual usando monigotes y una taza de té. Aquí lo tienes: https://www.youtube.com/watch?v=FSleY0yTrM4

Para la mayoría, la palabra violación evoca imágenes de encapuchados asaltando sexualmente a una mujer en un callejón a media noche. Pero según RAINN, una organización anti-violencia sexual, el 47% de los violadores son amigos o conocidos de la víctima, y 4 de cada 5 asaltos son realizados por alguien que la víctima conoce. Cada vez queda más claro que es necesaria una educación sobre “consentimiento” para evitar cruzar las fronteras del abuso hacia la otra persona, incluso sin creer que lo que estamos haciendo es una violación o agresión sexual, porque esta sociedad legitima e incluso normaliza muchas veces este tipo de agresiones.

A la normalización de la violencia sexual en diversos grados en nuestra sociedad se la llama técnicamente la “cultura de la violación”. Ejemplos de esta cultura son la creencia de que las mujeres están sexualmente disponibles para quien pelee por ellas, que son un objeto que hay que conseguir y que los hombres no pueden resistirse ante ciertas actitudes y señales que lanzan.

Y está a la orden del día, lo tenemos estas semanas en los telediarios con las agresiones sexuales múltiples de Pamplona, lo acabamos de ver en el programa de Mujeres y Hombres y Viceversa, de Telecinco, hace unos días cuando se normaliza que un concursante se queja de que su cita le “paró los pies” diciendo: “tú me das a entender una cosa, y yo… mmm, me acelero, ¿vale?, luego no me digas: ‘Hasta aquí, ahora ya no, me voy’, porque sinceramente, Emma, yo ya no razono”…¡Qué no razonas!…¿Cómo que no razonas? (imagina el emoticono que iría aquí)

De forma estereotipada, se espera que los chicos quieran sexo todo el tiempo y esto conduce a la sensación de que ellos no pueden resistirse. En esta llamada “cultura de la violación”, las chicas y mujeres tienen que asumir que pueden ser agredidas o sometidas a abusos aunque no lo deseen. Las líneas de violación se desdibujan con cuestiones como si el consentimiento sexual se dio bajo coacción, la influencia de alcohol y otras situaciones. Es también el llamado “mito de la línea borrosa”, la línea difusa del consentimiento: la creencia de que cuando las mujeres dicen no, en realidad dicen “inténtalo de nuevo o con más intensidad”. El mito de la línea borrosa convierte a los agresores en víctimas y culpabiliza a las verdaderas víctimas.

Tenemos que preguntar, escuchar y hablar con claridad y, por supuesto nunca dar las cosas por sentado. Es decir, que por ejemplo les parezca bien que les acompañes a casa, que les hagas algún favor, que os beséis, etc.,…no significa que quiera otras cosas.

“No” es una respuesta muy completita. Si alguien te dice no, no tiene que darte más explicaciones. Insistir buscando una justificación a la negativa no es un derecho y confirma que no estás escuchando a la otra persona. ¿No estabas en la lección de tenemos que prepararnos también para el rechazo?

El consentimiento de una actividad como besar o tocar, no implica el consentimiento de una actividad diferente. A veces no es fácil decir que no, o decirle a alguien que no te gusta, así que no siempre obtendremos un “no” rotundo. Hay otras respuestas que también significan “no”.

Dejamos, para terminar, una lista de frases que también significan NO por si te cuesta entenderlo: “Ahora no”, “tengo novio, novia, pareja”, “en otro momento”, “no eres mi tipo”, “me caes bien, pero…” “no estoy segura/o”, “no sé”, “espera… ” “Estoy cansada”, “solo quiero dormir”, el silencio….

¡Y recuerda! Si una persona está borracha, colocada, dormida o inconsciente no puede consentir, salir con alguien no implica consentimiento automático, recibir el consentimiento de alguien en una ocasión no significa que ya se tenga el consentimiento para siempre y que la ropa que se lleve no tiene nada que ver con el consentimiento. Si quieres liarte con alguien tienes que preguntarle a ella o él, no a su minifalda, escote o ropa ceñida.”

Así que tiene que quedar muy clarito que el consentimiento sexual es entusiasta, otorgado libremente, sin presiones ni miedos. El consentimiento es escuchar a tu pareja, fijarte en su lenguaje corporal, y preguntar “¿esto está bien?”, “¿te gusta?”. Recuerda que el contacto sexual sin consentimiento es violación. Si no tenemos seguridad de si la otra persona está consintiendo o es capaz de consentir ¡entonces pararemos!

¿Y TÚ QUÉ… entiendes que NO es NO?

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