27 diciembre, 2022

En España, el 18% de las personas declara sentirse fuera del mundo digital. El 11% de las mujeres aseguran que nunca han utilizado internet, y cuando hablamos de las mayores de sesenta y cinco años ese porcentaje llega hasta el 33%.

Las razones principales de esta exclusión digital tienen que ver con lo que comenta la mayoría de las personas en esa situación, no saben o no tienen confianza en lo que saben.

Esta es una de las conclusiones esenciales de la “Encuesta Brecha y Capacitación Digital en España 2022” elaborada por la Fundación Ferrer Guàrdia con entrevistas a mayores de 16 años que se ha dado a conocer este mismo mes y en cuya presentación ha estado Educación Conectada.

Si hay una conclusión definitiva de esta encuesta es el carácter social de las brechas digitales, tanto en las conductas sociales como en la educación, por lo que cabe concluir que el acceso al mundo digital tiene que ser una prioridad en las políticas públicas, algo que desde aquí llevamos advirtiendo desde hace años, pues entendemos que el mejor momento para acabar con esta brecha es actuando en las edades de formación.

Hoy tenemos los datos que lo corroboran.

La brecha en innovación y la falta de competencias digitales son dos grandes retos educativo.

El sistema educativo es el primer recurso para atajar el crecimiento de las brechas digitales.

Las brechas entre quienes están a la última en materia digital y quienes no utilizan dispositivos digitales, ni siquiera para consultas o trámites, está relacionada directamente con el nivel de estudios. Las personas que no tienen estudios o las que se han quedado en un nivel de estudios primarios son las que hacen menor uso de Internet.

La mayoría de personas con bajo grado de formación “nunca o casi nunca hacen trámites en línea con la administración, la banca o la sanidad”.

Hablamos de la brecha, esa distribución desigual en el acceso, en el uso, o en el impacto de las TIC entre grupos sociales, y nos preguntamos:

¿Cuál es el mejor camino para reducirla o, de ser posible, hacerla desaparecer?

La conferencia mundial sobre educación, tecnología e innovación, enlightED, que organizan Fundación Telefónica, IE University y South Summit, ha celebrado su quinta edición los días 16 y 17 de noviembre de 2022.

Y en estas jornadas se han podido sacar en claro varias conclusiones.

Entre ellas que la brecha en innovación y la falta de competencias digitales son dos grandes retos educativo.

Según se desprende del de enlightED, hay tres ejes sobre los que se puede plantear el futuro más inmediato:

Es importante que el dominio de las nuevas tecnologías se sitúe al nivel de la adquisición de conocimientos culturales, científicos y de autocuidado. 

Las tres grandes claves para para reducir las brechas educativas que con el tiempo reducirán las brechas digitales de toda la sociedad son:

  • Reducir las brechas de innovación en educación. Como cabía imaginar, esta primera conclusión sitúa al sistema educativo en el primer lugar de los recursos para atajar el crecimiento de las brechas digitales.
  • Resolver la falta de competencias en relación con las nuevas necesidades sociales. Se trata de incorporar las nuevas competencias digitales a lo que ya funciona, y, si fuese necesario, perder el miedo a desaprender y aprender otras fórmulas para adaptarse a esas nuevas necesidades.
  • Solventar la falta de competencias digitales para conectar con los jóvenes y buscar un cambio positivo. Lo que sitúa a los y las docentes en la lanzadera para reducir las desigualdades y a las personas responsables de los recursos educativos en pieza fundamental para el cambio.

No se trata sólo de tener acceso sino de tener la capacidad para disfrutar de las mismas oportunidades de sacar provecho a las tecnologías.

Y ¿Cómo afrontar estos retos?

Las limitaciones a las que nos enfrentamos pasan por la accesibilidad a la tecnología, la situación actual de tarifas móviles y acceso a datos hace que las personas con menor poder adquisitivo no puedan acceder a internet en sus hogares, lo que ralentiza y limita su adquisición de competencias.

En cuanto al uso y la calidad de ese uso, tanto la intensidad como la diversidad del uso de las nuevas tecnologías están muy relacionadas con las competencias digitales. Es importante fijarse en la diversidad de uso que se hace de ella, fijarse no sólo en el cuánto sino también en el para qué.
No se trata sólo de tener acceso sino de tener la capacidad para disfrutar de las mismas oportunidades de sacar provecho a las tecnologías. Y la educación tiene que encaminarse a romper esa brecha de innovación.

Los y las estudiantes que aprenden ciencias de la computación en secundaria, no solo tienen un 17 % más de probabilidad de ingresar en una carrera universitaria, sino que también son mejores en la resolución de problemas.

Ya no cabe ninguna duda sobre la necesidad de un cambio curricular para dirigir al alumnado hacia su futuro laboral y su realización personal.

Ese cambio del currículo escolar en el que el aprendizaje basado en la resolución de problemas para dominar las nuevas tecnologías esté al nivel de la adquisición de conocimientos culturales, científicos y de autocuidado.

Es el momento de adentrarnos de lleno en esa nueva enseñanza, y encauzarla desde la creatividad, la colaboración y la resolución de problemas.

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