3 enero, 2024

En estas fechas de final e inicio de año que se va y año que viene, se cuentan y publican los números de desplazamientos en coche, para constatar que nuestra sociedad es una red tejida entre familias y amistades. Sería interesante conocer, igual que el de desplazamientos, el número de regalos que van y vienen, como los años. La cifra de regalos, que es también una cifra de afectos más que de costumbres, y de vínculos más que de mercantilismo.

Entre todos los regalos que se entrecruzan estos días, los tecnológicos ocupan un lugar de privilegio, para todas las edades, incluidas las comprendidas en la infancia y adolescencia. De manera que, además de regalar el objeto en sí, se regala la experiencia del juego, y, en muchísimos casos, de la conexión.

Consolas, gafas de realidad virtual, smartphones, relojes inteligentes, tabletas, cascos, auriculares… que llegan a las manos de niños, niñas y jóvenes, a veces, todo sea dicho de paso, sin antes haber parado un momento a pensar si es realmente el regalo que mejor les conviene.

En algunos casos concretos, como el del móvil, cabría pensar si un móvil debería ser o no un regalo.

Para los niños y niñas de entre siete y doce años se está afianzando como regalo el reloj inteligente, y de nuevo les vemos lucir en las muñecas el equivalente contemporáneo al reloj tradicional de manecillas de los niños y niñas de los años cincuenta del siglo pasado, o al reloj digital con calculadora, de los de los ochenta y noventa. Éstos dispositivos permiten realizar llamadas y videollamadas, permiten la geolocalización de quienes lo llevan en la muñeca y tienen diseños con suficientes garantías para que sean seguros.

Hay videojuegos que fomentan el hábito de la lectura, otros que facilitan a las familias disfrutar en común, y en lo que coinciden todas las voces expertas en videojuegos para la infancia es que hay que poner especial atención es en la selección de los juegos.

También resulta interesante el debate sobre si este dispositivo debe considerarse un regalo, o, al ser un recurso para el día a día, -muchas veces considerado la antesala del teléfono móvil-, debería ser algo considerado un mero objeto de utilidad, como unas gafas graduadas.

Y el regalo estrella, sin ninguna duda, con gran ventaja sobre el resto de dispositivos conectados, son las consolas y los videojuegos. Tanto para niños y niñas como para adolescentes; ocio, entretenimiento, y, si se eligen bien, también un recurso de socialización y pedagógico perfecto para crear vínculos familiares.

Hay videojuegos que fomentan el hábito de la lectura, otros que facilitan a las familias disfrutar en común, y en lo que coinciden todas las voces expertas en videojuegos para la infancia es que hay que poner especial atención es en la selección de los juegos.

Para hacerlo bien resulta muy recomendable, informarse con detalle antes de adquirirlo y estar presente, y si puede ser, implicarse, mientras juegan.

Porque, además, mientras juegan, (si es con conexión con otras personas), los videojuegos nos pueden ayudar a conocer los comportamientos sociales de nuestras hijas e hijos.

Nos detenemos en cuatro sugerencias para que, además de que una consola y/o un videojuego sean un regalo para ellos y ellas, lo sea también para toda la familia.

  • Elige videojuegos con los que se pueda jugar en familia o juegos colaborativos… ¡y participa!
  • Si no vas a poder hacer una supervisión adecuada no elijas juegos que necesiten de conexión con otras personas.
  • Es preferible jugar en pantalla grande, o en una televisión, y que esté en un lugar de paso en casa.
  • Pon límites al tiempo y a la distancia de la pantalla.

Al regalar damos también pistas de cómo somos y de cómo vemos a la persona a quien regalamos, y, sobre todo, nos comunicamos. Por lo que el regalo es en sí mismo un objeto de conexión.

 Móviles ¿Un regalo o un recurso?

En este momento en que se discute si es conveniente el móvil en los centros escolares, si se está haciendo bien la incorporación de estos dispositivos en la primera adolescencia, si es correcto el uso, tanto de calidad como de cantidad que se hace de estos aparatos que han revolucionado el mundo de la comunicación, también se está abriendo la deliberación sobre si es acertado considerarlos como un regalo.

Para menores de 13 años existen dispositivos que son algo más sencillo, para empezar, sin conexión a internet, y para más mayores también hay opciones de crecimiento gradual, para que vayan adentrándose en el uso de las tecnologías con toda la seguridad y aprovechamiento posibles.

A la música por la tecnología.

Desde hace años, juegos como el SingStar, el Guitar Hero, Rock Band o el Just Dance, están consolidados como divertimentos con componente musical. A estos se han incorporado Beatmania y Rocksmith, con un aporte aún más dirigido al aprendizaje musical a través de un instrumento.

También las apps para dispositivos móviles están siendo de gran ayuda para este cometido. Aplicaciones para diferentes edades, como Yousician, para aprender a tocar el piano, el bajo la guitarra o el ukulele. Jungle Music, Un juego con el que aprender fácilmente a leer notas musicales. Y el Swiftscales – Vocal Trainer, para aprender a cantar; son ideas muy interesantes para darle a la tecnología un extra de aprendizaje.

Al regalar damos también pistas de cómo somos y de cómo vemos a la persona a quien regalamos, y, sobre todo, nos comunicamos. Por lo que el regalo es en sí mismo un objeto de conexión.

Conectarnos conectando puede ser una extraordinaria idea para estos días.

¡Feliz 2024!

 

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