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Marta Freire; claves para acompañar sin dirigir

Vamos diciendo adiós al año en Educación Conectada, y para seguir ofreciendo recursos y reflexiones útiles a familias, jóvenes y docentes, la Psicóloga Educativa, Marta Freire ha impartido un interesantísimo taller EduConec con el título: Orientación vocacional familiar: cómo acompañar sin dirigir.

Una charla que ofrece herramientas para contestar con la mente abierta y actualizada a la pregunta: ¿y tú qué quieres ser de mayor?

Pocas preguntas generan tanta presión en un adolescente y tanta ansiedad en sus padres y madres. Se vive esa etapa de elegir itinerarios, grados y carreras, pensando que una mala decisión a los 17 años puede hipotecar un futuro entero. Ante esta situación, Marta Freire se pregunta: ¿y si la orientación vocacional tradicional estuviera enfocada en el problema equivocado?

Marta Freire

Para ir respondiendo a esta segunda pregunta y a la vez cerrando el camino hacia el mejor modo de contestar a la primera, Freire comenzó por diferenciar muy claramente los conceptos de vocación y profesión,

Porque en lo que hay que enfocarse a la hora de orientar es en descubrir la vocación, no simplemente elegir una profesión.

La orientación vocacional se centra en la raíz, en aquello que nace, sale, que es mágico, que nos da anclaje en tierra. Es lo que tiene que ver con el ser, lo que se disfruta, aquello en lo que se invierten horas en aprender sin notar el paso del tiempo.

Y la orientación profesional se enfoca en la consecuencia. Según Marta Freire, la profesión es la materialización de la vocación.

Lo que sucede aún es que, como el sistema educativo tradicional obliga a elegir primero los estudios que desembocan en una profesión, vivimos en un enfoque erróneo, ya que existen múltiples caminos para llegar a un mismo destino profesional.

Freire ha repetido varias veces un mensaje nuclear en su ponencia; la profesión es algo secundario y no debería ser la primera preocupación. El verdadero anclaje se encuentra al alinear lo que a la persona le gusta con aquello en lo que esa persona es buena.

La vocación es la raíz, la profesión la consecuencia

La idea de un trabajo para toda la vida o una carrera con mejores salidas es un paradigma que ha perdido vigencia en el contexto actual de cambio constante.

La mentalidad de las nuevas generaciones es distinta frente a los objetivos vitales.

Basta que a le digas: oye, mira, esto va a ser un trabajo para ti para toda la vida, Y te dice: No, no, por favor no me castigues de esta manera.

En el mundo actual, la verdadera seguridad no reside en un puesto fijo, sino en la capacidad de adaptación y la formación continua.

Una vez advertido este cambio, Freire recogió una cita de El Barroquista, quien parafraseando a Humberto Eco dice: «Si escoges esa profesión o esos estudios solo por el dinero que tú crees que vas a ganar, todo lo que te pase te estará bien merecido.»

Ante este enunciado cabe una importante reflexión: si se elimina la variable del dinero de la ecuación, ¿qué opción quedaría? la respuesta a esa pregunta suele señalar el camino vocacional, que también suele ser el camino hacia la tranquilidad económica.

Llegada a este punto, para seguir dando pautas, se centró en un segundo punto importante, el autoconocimiento.

Antes de cualquier búsqueda de información o toma de decisiones, el autoconocimiento es el paso previo e ineludible. Sin que el o la adolescente sepa quién es, qué le gusta, qué le interesa y qué no quiere, cualquier elección será frágil y poco coherente.

Explicó cómo funciona el cerebro adolescente y cuáles son las características de ese momento para que podamos entender que pedir decisiones completamente “aterrizadas” por una parte, y presionarles en exceso por otra, a veces es muy contraproducente.

Marta Freire tomó su tiempo para descubrir varias herramientas de gran utilidad para ayudar a los y las adolescentes a confirmar ese autoconocimiento, recursos para un viaje interior:

El Ikigai, es un concepto japonés que representa el punto de equilibrio donde se unen lo que amas, lo que el mundo necesita, aquello por lo que te pueden pagar, y aquello en lo que eres bueno/a.

Para descubrir ese Ikigai, Freire aconseja utilizar algunas preguntas abiertas, preguntas

Que buscan generar reflexión y conversación, como ¿Qué te gusta hacer? ¿Cuándo disfrutas? ¿Qué cosas te salen de manera natural? ¿Qué ven los demás en ti que tú no ves? ¿Qué valores son importantes para ti?

 Las respuestas a estas preguntas ayudan mucho al autoconocimiento adolescente. Y otra herramienta interesante que ayuda realmente a reflexionar, es la ventana de Johari.

Este modelo, nos cuenta Freire, ayuda a entender que somos más de lo que creemos. Un cuadro de percepciones que se divide en cuatro áreas personales, la pública, la oculta, la ciega y la desconocida.

La descripción resultante tras trabajar esta ventana de Johari ayuda a entender mucho cómo es cada persona y, sobre todo, cómo puede llegar a ser.

El rol de los padres y madres es ocupar el asiento de copiloto: estar al lado, escuchar, generar espacios de confianza, pero sin tocar el volante.

Para completar la charla, enfocada desde el principio en lo vocacional como faro hacia lo profesional, continuó dando sugerencias de apoyo. Por ejemplo, la busqueda de información, con el objetivo de ampliar la perspectiva, porque también en esto muchas cosas han cambiado en los últimos tiempos. Explorar los diferentes itinerarios formativos, pues hay muchos más de los que cabría imaginar, también investigar a través de conversaciones con profesionales del entorno, investigando empresas y empleos posibles que llamen su atención, y conociendo casos de éxito y experiencias de personas que les sirvan de referencia.

En cuanto a la gestión de la incertidumbre, algo que resulta inevitable, Marta Freire afirma que el papel de la familia es crucial.

Y aportó un decálogo del acompañamiento para ayudar a gestionar esa ansiedad y esa presión que van unidas a la toma de decisiones.

Un decálogo que ayuda a ver las cosas desde una perspectiva de cierta flexibilidad y tolerancia, con postulados como que La vida es una escala de grises, que podemos (incluso debemos) cambiar de opinión, que nos vamos a equivocar, que elegir es renunciar, que la vida no se pierde por dudar…

Pautas en esta línea de pensamiento que resultan de gran ayuda para enfrentar las decisiones, que se cierran con un décimo postulado, muy sencillo y a la vez complejo: Hagas lo que hagas, no estás solo, no estás sola; los hijos y las hijas deben sentir que pueden contar con su familia si dudan, se equivocan o no saben qué hacer.

El rol de los padres y madres es ocupar el asiento del copiloto: estar al lado, escuchar, generar espacios de confianza, pero sin tocar el volante. El objetivo final es ayudarles a encontrar la vocación que definirá su vida.

Para terminar, Marta Freire ha compartido algunos recursos, test vocacionales y libros. En definitiva, ha resultado una charla EduConec eminentemente práctica basada en columnas teóricas de gran solidez que puede ayudar a las familias a encarar ese momento de búsqueda que en ocasiones se convierte en una cuesta muy difícil de subir.

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