5 diciembre, 2022

En la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se ha celebrado en noviembre de 2022 en Egipto, hemos podido escuchar a la primera persona enviada especial de la juventud de la historia de las COP.

Omnia el Omrani es su nombre, y ha sido designada por la presidencia de la COP para representar a una generación que hasta hace muy poco no tenía ni voz ni presencia en espacios con esta capacidad de decisión.

Y eso tenía poca lógica, al fin y al cabo, son los y las jóvenes quienes estarán aquí dentro de 50 y 60 años, y necesitan que entonces éste siga siendo un lugar habitable.

¿Cómo es posible que la juventud mundial tenga una representante de 27 años en la COP? La respuesta hay que buscarla en la conectividad, en la posibilidad que el ciberespacio ha brindado a las plataformas juveniles para expandirse y asentarse.

“Instagram o Youtube enseñan más que un profesor sobre cambio climático”, dicen.

Por eso pueden pedir una mayor cuota de participación de la juventud en la toma de decisiones y hacer llegar a los espacios de poder un documento como la Declaración global de la Juventud de la COP.

Plataformas como Earth Uprising, Jóvenes Verdes Europeos, Youth 4 Climate, y otras muchas, pueden converger a través de internet, y pueden conseguir una sola voz. Una voz de una juventud que necesita que quienes tienen el poder para cambiar las cosas les miren y les hablen a la cara.

Desde el proyecto chileno Voces juveniles para una constitución ecológica, por ejemplo, se pide mayor educación socioambiental, mayor formación en biodiversidad y medioambiente. Necesitan que toda la población mundial tenga un conocimiento más completo y una mayor toma de conciencia.

Muchas de estas agrupaciones nacieron a la estela del movimiento Fridays for Future, que tiene como figura de mayor relieve internacional a Greta Thunberg. El planteamiento de ese movimiento de trasladar a la clase política la necesidad de que también hagan los deberes desde sus cargos de responsabilidad ha calado internacionalmente, y este movimiento se ha visto replicado en muchas partes del mundo.

Por ejemplo, en Argentina, la agrupación Jóvenes por el clima ha conseguido aglutinar a decenas de miles de activistas climáticos a través de las redes sociales. Comenzaron en 2018 siendo seis jóvenes que se reunían y hoy tienen sedes en la mayoría de las provincias.

ésta asociación, que se autodefine como apartidaria, cuenta con miles de jóvenes, de entre 15 y 23 años, estudiantes de secundaria y universidad en su mayoría que tienen claros cuáles son sus canales de comunicación y cuál es la fuente de su educación sobre este asunto.

“Instagram o Youtube enseñan más que un profesor sobre cambio climático”, dicen. Y es cierto que en estas plataformas se habla mucho, muchísimo, de cambio climático, algo que las generaciones anteriores no tuvieron y que hace que esta generación tenga un conocimiento complementario al que las instituciones educativas formales ha venido dando hasta este momento.

De manera que tienen el acceso a la información, el interés por contrastarla y quieren hacer algo al respecto.

Cuando vemos a jóvenes convirtiéndose en protagonistas de Cumbres de Naciones Unidas, algo cambia en la percepción de ese evento.

Que exista ya, dentro de esas convocatorias, jornadas bajo el título Youth and Future Generations Day (el día de la juventud y las futuras generaciones), es algo muy significativo. Algo que puede ayudar a tomar esos atajos que se manifiestan como muy necesarios para dar la vuelta al status quo.

Una jornada en la que niños, niñas y adolescentes de todo el mundo tienen la oportunidad de contar cómo están viviendo la evolución del cambio climático en sus distintos lugares de residencia, y los desafíos, algunos muy grandes, que están afrontando sus comunidades.

¿Y cómo han llegado a ser representantes de sus diferentes países? ¿De dónde han sacado el conocimiento tan pormenorizado de la realidad? ¿Cómo han podido comunicarse y sobresalir como portavoces, desde lo local a lo global?

La respuesta no está flotando en el aire, como en la canción de Bob Dylan, ahora la respuesta está flotando en la Red.

La Declaración global de la juventud en la COP27 recoge también una decisión de la juventud mundial que refleja un alto grado de implicación:

“Nuestro rol en educar el mundo: compartir conocimientos e información del desarrollo sostenible, cambio climático y políticas climáticas, y el ambiente con nuestros pares y comunidades ambos formalmente e informalmente. Nosotros compartiremos nuestras experiencias y lecciones aprendidas, así como también nuestras herramientas de educación, como profesores y como estudiantes.”

Ahí está la declaración de intenciones, todo que ver con la evolución de la educación formal e informal a una Educación Conectada.

Con ella vamos ganando una generación implicada, activista y preparada que sabe que no hay planeta B.

 

 

 

 

 

 

 

 

Leave a Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.