La historia que cuenta La casa de Bernarda Alba se desarrolla en un pueblo, alrededor de 1936, fecha en la que Lorca presenta su obra a unos amigos (mes y medio después será fusilado por las tropas franquistas) y diez años antes de ser estrenada.

Bernarda Alba es una viuda, madre de cinco hijas, a las que tiene bajo su total dominio, no permitiendo que ninguna actúe fuera de las pautas férreamente marcadas por ella. La obra arranca con el entierro de Antonio María Benavides, segundo esposo de Bernarda. Angustias, la hija del primer matrimonio, ya puede casarse tras haberse hecho las particiones. Pepe el Romano, un hombre mucho más joven que Angustias, viene a pedirle la mano.

Adela, la menor de las hermanas, está locamente enamorada de él, y por ello hará todo lo posible para que la boda no se lleve a cabo. Martirio, Magdalena y Amelia, las demás hermanas, no se mantienen imparciales, son mujeres frustradas, aisladas, todas envidian a Angustias porque va a salir por fin de las cuatro paredes en las que su madre las tiene encerradas.

La Poncia, la criada, lleva toda la vida con Bernarda, sus oscuros orígenes la obligan a callar y a obedecer en todo a su ama. Sin embargo, el odio y el rencor que habitan dentro de su corazón, la empujan a enfrentarse a ella y contar lo que está pasando: Adela se ve a escondidas con Pepe el Romano.

Bernarda no puede consentir la vergüenza, el “qué dirán”, la deshonra, y cuando va a buscar a su hija para ajustarle las cuentas acompañada por la cohorte de todas las hermanas se encuentran con que se ha ahorcado. El silencio y la desolación vuelven a invadir, con el luto, la casa.