Cuando nos relacionamos con otras personas buscamos muchas cosas, amor, compañía, diversión, apoyo,… pero también cierta dosis de aprobación. Como seres sociales que somos, nuestras relaciones con las y los demás determinan parte de lo que somos por lo que es lógico que las valoraciones que hacen sobre nosotros y nosotras sean importantes. La necesidad de aprobación no es algo negativo, el problema puede aparecer cuando nos esforzamos demasiado en conseguirla con el único deseo de quedar bien y hacer lo que creemos que se espera de nosotros, supeditando, incluso, nuestras decisiones y comportamiento a lo que digan otras personas.

Sin embargo…

¿Piensas que esto es un aporte, o por el contrario nos limita individualmente?

¿Cuánto valor le das a tus propias opiniones?

¿De 0-10, cuán importante resulta para ti que las y los demás vean las cosas como tú?

¿Tiendes a cambiar de opinión cuando otras personas opinan diferente que tú?

¿Llevas adelante tu opinión, pero en el fondo “sufres” por tener que “llevar la contraria”?

¿Qué significa para ti la idea de “pensamiento plural” y qué importancia tiene para ti?

El protagonista de nuestra secuencia sucumbe a la tentación de jugar al juego de pretender agradar a todo el mundo, y hacerlo además en un formato que se presta completamente a ello y que está de plena actualidad: las redes sociales y, particularmente, Facebook. El símbolo por excelencia de este medio, “Me gusta”, da lugar con más facilidad a que esperemos que, al expresar nuestra opinión, sentimientos o estado, obtengamos de forma sencilla y directa un posicionamiento, en positivo, por parte de quienes lo leen.

¿Piensas que podría haberte sucedido algo parecido? ¿Venderías una vida que realmente no es cierta a cambio de unos pocos “Me gusta”?

¿Qué podemos trabajar con este audiovisual?

A continuación se presenta una actividad para realizar en grupo a partir de los vídeos planteados:

Las redes sociales se han convertido en uno de los más claros exponentes de lo que significa la deseabilidad social. A las personas nos importan otras personas y nos importa también lo que opinen de nosotros. Pero esto, con todo y no ser negativo en sí mismo, ha de estar siempre puesto en su justa medida y bajo control.

A pesar de lo que pueda parecer en la secuencia, nuestro tema hoy no son las redes sociales (aunque esta actividad bien podría usarse como recurso adicional en el bloque relativo a nuevas tecnologías), sino el excesivo interés que a menudo presentamos para conseguir el amparo de otras personas.

Antes de ver el vídeo se realizará un sondeo para ver qué opinan sobre este tema…

¿Cuánto creéis que estáis sujetos a la opinión de las demás personas?

¿Os resulta sencillo verdaderamente seguir adelante con vuestros planes y opiniones cuando vuestro entorno no ve las cosas igual?

¿Cuánto creéis que estaría dispuesta una persona a engañar para transmitir la idea “Tengo una vida guay”?

A continuación se ve el vídeo y se destacan elementos importantes presentes en el mismo:

  • El protagonista tiene al principio una vida mucho mejor que la que consigue después, aunque no supiera valorarla, o aunque fuera interesante introducir cambios para mejorarla.
  • Muchas veces poner “Me gusta” puede convertirse en un “juego”, sin embargo él le da excesiva importancia en ese momento de su vida.
  • Que a la gente le guste su vida o no, finalmente, no tiene gran importancia. Es a él al que le tiene que gustar…
  • El protagonista ha entrado en un juego que sólo puede ganar si a otras personas les parece bien lo que hace…
  • Finalmente el único beneficiado o perjudicado de lanzar hacia fuera una vida falsa es él. Nadie más se perjudica. Para el resto es un juego.
  • El protagonista recibe un refuerzo inmediato pero su vida sigue siendo la misma. Quizás hubiese sido más provechoso pensar en qué y cómo cambiar su vida que no le agrada en ese momento.

Durante la actividad es importante que el alumnado valore si es caricaturesco lo que han visto o puede reflejar la realidad de algunas personas.

Se cierra el trabajo considerando las siguientes cuestiones:

¿Qué pensáis de quienes necesitan “el visto bueno” de lo que hacen y piensan?

¿Qué tipo de vida le espera?