Esta semana volvemos aprovechar el blog para contar otra iniciativa que se realiza en nuestra ciudad. En esta ocasión, hablaremos de una escuela de Olot que abre los domingos para enseñar la lengua china a unos cuarenta alumnos de origen asiático para que puedan llegar a dominar su lengua materna.
Como bien sabemos, aprender chino como segunda o tercera lengua es muy difícil y requiere mucho estudio y aprendizaje, pero aprender a escribir chino para los alumnos de origen chino que ahora viven en España y sólo lo hablan en casa, también lo es. Por ese motivo, una escuela de Olot abre sus puertas los domingos por la mañana para que estudiantes de entre cinco y catorce años puedan recibir clases de fonética, gramática y lectura.
Las clases duran unas cuatro horas y media e incluyen un par de descansos para que los alumnos puedan jugar en el patio; éstas son impartidas por tres profesores que vienen de una entidad cultural de Barcelona y son asumidas económicamente por las familias con la ayuda de la entidad Xino Xano. El coste de los libros y cuadernos utilizados también se reparte entre las familias.
Los padres de los alumnos quieren que sus hijos aprendan a escribir y leer la lengua materna de la misma forma que lo hacen en catalán y español. Primero empiezan con la fonética y a escribir caracteres sencillos y luego poco a poco se va complicando. También se les enseña a través de canciones populares y se les cuentan tradiciones de su cultura. Los padres están encantados con la iniciativa. La madre de una de las alumnas comenta que ha aprendido más en este tiempo que durante dos años de clases particulares a casa. Pero para tener conocimientos sólidos sobre la lengua, se calcula que hacen falta como mínimo, unos cinco años y una vez a la semana no es suficiente; por eso, cada domingo los alumnos se van a casa con deberes que pueden hacer con sus padres.
El proyecto nace por el interés de los padres. A partir de varias reuniones entre algunos, hablar con la embajada, las escuelas y profesores llegaron a tener esta situación. En este momento, hay una segunda fase del proyecto que quiere abrirlo a otros alumnos que no hablan chino. Si hubiera suficiente demanda, se podría llevar a cabo el próximo curso.
Personalmente, creo que estos padres han hecho una inversión en inteligencia. Muchos de estos niños y niñas hablan el chino a casa, pero son incapaces de entender una palabra escrita. Esto les hace perder oportunidades en un mundo en el que las lenguas son una necesidad ineludible. Con proyectos de estos tipos, pueden conseguir dominar su lengua materna. Una experiencia como ésta debería conocerse, perpetuarse e incluso hacerse con todas las otras lenguas que hoy se hablan en nuestro país.