Eduardo Manostijeras es un cuento de hadas dirigido, producido y escrito por Tim Burton en el año 1990. Es una historia para adultos con alma de niños. Una vez más, el argumento vuelve a tener como protagonista a un personaje que se desvía de lo que todo el mundo llama normal, y que es discriminado por su aspecto físico (su extrema palidez y sobre todo por el hecho de que en vez de manos tiene tijeras). En esta película se habla de la bondad de algunas personas que miran más allá del aspecto, que buscan en lo profundo del alma, que no se dejan llevar por lo que opinan los demás.
Eduardo Manostijeras vive aislado en una casa a la que nunca va nadie. Peg, una vecina amable, lo descubre y lo acoge en su casa, junto a su familia. Eduardo comienza a vivir una vida normal, algunas personas quieren integrarlo en su vida y lo valoran a pesar de sus diferencias, otras no consiguen superar el miedo que les da lo diferente. Eduardo se enamora de la hija mayor de Peg y ella tarda en descubrir cuáles son los verdaderos valores de Eduardo.
Todos somos un poco “manostijeras”. Somos diferentes y luchamos por defender esa diferencia y a la vez por sentirnos bien y a salvo dentro de una sociedad, una comunidad, una familia o un grupo. La forma en la que las personas tratamos y convivimos con las diferencias propias y ajenas es una fuente de mal y buen rollo.