Otro recurso educativo eficaz en el aula es el uso del VIOLENTÓMETRO. Podéis mostrarles uno como el que os mostramos, como herramienta muy útil para identificar situaciones de violencia que tenemos muy naturalizadas.
Podemos revisar con el alumnado rápidamente el listado de actos violentos y después analizar conjuntamente situaciones de cada tramo que hayan vivido o conozcan que han sufrido otras personas.
Lo fundamental aquí es sensibilizar sobre “la violencia nuestra de cada día”, es decir, situaciones cotidianas de agresividad y violencia normalizadas y cómo esto puede y va aumentando progresivamente).
También identificar cómo podemos tomar conciencia y frenar la violencia en el primer nivel, buscar ayuda y no quedarnos a solas fortaleciendo nuestras redes de apoyo en el segundo nivel y en el tercero resguardarnos, denunciar, huir de la situación que pone en riesgo nuestra vida.
Es importante “bajar el umbral de lo que consideran violento ¡porque está muy alto” y debatir sobre el peligro de las llamadas violencias sutiles. Resulta de sobra conocido el hecho de que experiencias de gran violencia dejan una profunda huella en la psique, pero no podemos restarle importancia a otras vivencias no tan extremas, pero que a la larga y debido a su reiteración, pueden llegar a causar problemas también duraderos y demoledores a quien las sufre. ¡Y es una de las violencias más presentes en el ámbito escolar!
Existe todo un abanico de maltratos sutiles que, acumulados, minan hasta tal punto la confianza y bienestar de quien los sufre con demoledoras consecuencias. El acoso escolar se basa muchas veces en este tipo de violencias.
¿Y cómo trabajamos entonces con alumnado agresivo en nuestras aulas?
Los estudios evidencias que los procesos de violencia y victimización en el
contexto escolar están íntimamente relacionados con variables vinculadas a la ira: las formas de expresión de ira, si nuestro alumnado la expresa de forma externalizada o internalizada y, por supuesto, además de la expresión, el control de ira que tengan o hayan aprendido.
Algunas estrategias que pueden ayudar a enfrentar conductas agresivas en el aula tienen que ver con las premisas de que para este tipo de comportamientos tenemos:
– Evitar el castigo físico, ya que éste tiende a aumentar la agresividad y la ansiedad del alumnado.
– Identificar el tipo de conducta violenta, ya que la agresividad se puede manifestar de muchas maneras. Desde simples pataleos o gritos, a agresiones físicas a sus compis de clase o profesorado. Por un lado, es importante que identifiquemos con la mayor precisión posible el tipo de conducta. Pero además, es fundamental que la comunicación entre las familias y el centro educativo sea fluida y sincera, poniendo en común las experiencias en casa y en el cole/insti.
Una de las formas de identificar el tipo de conducta, cuándo se produce y por qué, es ir apuntando los episodios de agresividad que tiene tu alumna o alumno… Así, por ejemplo, podrás determinar el origen de la conducta agresiva, de manera que cada vez que se vea un indicio que puede desencadenarla podrás procurar evitarla.
– Establecer objetivos para modificar dicha conducta violenta. Una vez hemos identificado los motivos que causan la conducta, cómo se desarrolla, etc. debemos plantear los objetivos que queremos alcanzar para modificarla o debilitarla. Si, por ejemplo, hemos comprobado que nuestro alumno/a suele ser agresivo/a en el patio del colegio, y que generalmente lo es para conseguir algo por parte de sus compañeras/os, tendremos que poner atención a esos momentos para poder intervenir y regular la situación.
De esta forma, si se produce un momento que pueda desencadenar una conducta agresiva, se podrá enseñar al niño o a la niña a gestionar esta situación a través del diálogo, el razonamiento, estableciendo normas, enseñar a responder de forma tranquila y sosegada ante una provocación, etc… es decir, a través de la EDUCACIÓN EMOCIONAL ¡El origen de la violencia está en las emociones!
La competencia emocional de la regulación de la ira para la prevención de la violencia escolar debería ser uno de los objetivos prioritarios de todo profe
Según el catedrático Rafael Bisquerra, «la ira y sus «familiares» (rabia, enfado, cólera, furia, odio, etc.) están en el origen de muchos conflictos y comportamientos violentos en las aulas».
Por ello, la ira y su control debe ser uno de los temas frecuentemente trabajados en educación emocional con el alumnado. Y es que se trata de una emoción básica con la que convivimos diariamente y que tiene un gran impacto en la sociedad. De hecho, continúa Bisquerra, conseguir que el alumnado sea capaz de regular su ira es un paso decisivo para la prevención de la violencia y para la mejora de la convivencia.
Sin embargo, cualquiera que haya tenido alguna vez un ataque de ira sabe que gobernar esta emoción no es tarea fácil. Pero a través de la educación emocional enseñaremos a chicas y chicos a obtener información de por qué sentimos ira en determinadas situaciones y resultará, a través de entrenamiento, cada vez más sencillo dirigir nuestras emociones hacia un desenlace diferente al de una «explosión nuclear» de furia y violencia.
Así pues, dotemos a nuestro alumnado de recursos suficientes para asumir las situaciones violentas y conflictivas que les toca lidiar continuamente para que todas las personas implicadas salgan enriquecidas.
¡Enseñémosles a analizar y organizar su rabia!
La violencia, por compleja que sea, suele crecer interiormente de una manera casi lineal que podemos analizar a la inversa.
Siempre que actuamos, como decíamos al inicio del post, el hecho viene precedido de un pensamiento que normalmente fue producto de una emoción, todos ellos violentos en su espectro.
La lógica emocional nos dice que la mejor manera de evitar acciones violentas es no transitar sentimientos o pensamientos que la provoquen. Y para ello, es fundamental la introspección y el reconocimiento de las mismas. Nos toca educar a saber frenar la reactividad del “actúo” antes de pararnos a ver qué “pienso y siento”.
Y terminamos el post con una referencia a una peli “violenta” pero que aborda cómo controlar esa ira. Si eres fan de Star Wars, serás capaz de visualizar perfectamente aquella escena de la saga en la que el maestro Yoda afirma: «¿Lo ven? Para vencer a un enemigo no tienen que matarlo. Derroten la rabia que hay en él y su enemigo no será más. La ira el verdadero enemigo es».
La palabra “Violencia” deriva del latín vis (fuerza) y latus (participio pasado del verbo ferus: llevar o transportar). Por tanto, etimológicamente Violencia significa “llevar la fuerza a algo o alguien”. Y eso nos recuerda otra referencia a Star Wars en las estrofas de la canción de El Langui – Se buscan valientes : “Se buscan valientes que ayuden y se enfrenten a Darth Vader, a la violencia”.
Es verdad que hoy en día se necesita mucha valentía para luchar contra el Poder del Lado Oscuro, dar la vuelta y luchar contra la violencia que nos rodea por todos los sitios. Pero sabemos que es a través de la educación como se puede conseguir y que todavía tenga posibilidades la futura supremacía evolutiva del “homo pacíficus” frente al “homo violetus” en nuestras aulas y sociedad.
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*Recuerda que, tanto en Campus FAD como en Educatolerancia (web de Educación, Tolerancia y Derechos Humanos de Movimiento contra la Intolerancia ) puedes encontrar multitud de recursos muy útiles para aplicar en el aula y trabajar la violencia.
https://www.educatolerancia.com/violencia-recursos-educativos/
https://www.educatolerancia.com/wp-content/uploads/2016/12/CAPITULO6.pdf
https://www.youtube.com/watch?v=omZkxy3wU1c
https://www.ipn.mx/genero/inicio/violentometro-separador.pdf