12 enero, 2024

La última jornada de talleres de EduCONEC de este año 2023 tuvo como conductora a la maestra y psicóloga educativa María Labrador, que, a raíz del éxito que supuso su primera intervención en este ciclo, y con una preparación similar al anterior, ha podido dar respuesta a las preguntas elegidas por las familias. Preguntas dirigidas a Marina para que ella pueda estructurar una charla interesante y, además, eminentemente práctica.

Todas las preguntas propuestas giraban en torno al uso de las tecnologías y su aplicación en el desarrollo de niños y niñas, en este caso, más enfocadas a los menores de diez años, en términos generales.

La intención de Marina Labrador ha sido transmitir cómo se pueden convertir los recursos digitales en una experiencia creativa y educativa y aprender a establecer límites saludables y de facilitar estrategias que garanticen esa seguridad.

Las cinco preguntas a las que ha ido dando respuesta a lo largo de unos  cincuenta minutos, que puedes ver aquí, han sido estas:

1.- Cómo limitar el tiempo de pantalla sin que sea un conflicto

2.- Cómo les enseñamos a diferenciar contenidos apropiados de contenidos inapropiados en Youtube y en otras plataformas

3.- Cómo establecer rutinas en torno a las pantallas

4.- Cómo utilizar la tecnología para fortalecer la conexión

Y 5.- Cuáles son las señales de que nuestros hijos e hijas necesitan alejarse de las pantallas.

Algunos menores pierden la capacidad de atención a la vida no conectada, a las clases o a las actividades en familia o con amistades.

A estas cinco preguntas, base para su ponencia, Labrador ha añadido otra que ella considera el punto de partida para responder a las anteriores: ¿Cómo hacer que el tiempo de pantalla sea una oportunidad para fomentar el pensamiento crítico y la educación de valores en familia?

La psicóloga educativa ha comenzado su respuesta dando algunos datos del uso de tecnología por parte de menores de dieciséis años en nuestro país. Datos que marcan una realidad en la que las pantallas forman parte de la vida de una inmensa mayoría de niños y niñas. No sólo de pantallas de televisión o tabletas, también está tremendamente extendido el uso de dispositivos móviles en la infancia y adolescencia, desde los once años.

Esto lleva, a juicio de Marina, a que algunos menores pierdan la capacidad de atención a la vida no conectada, a las clases o a las actividades en familia o con amistades, pues los dispositivos son, entre otras cosas, un foco de dispersión.

Para contrarrestar, cita un estudio en el que se valora positivamente la incorporación del uso equilibrado de dispositivos digitales con objetivos de aprendizaje, para conseguir mejores resultados académicos.

En este punto recomendó conocer el trabajo que asociaciones como la Asociación Española de pediatría, a través del Comité de Promoción de la Salud, que ha elaborado un plan digital que es una lista de recomendaciones científicas que nos permite aprender a utilizar las tecnologías de una forma positiva.

Dentro de esas recomendaciones, Marina Labrador ha destacado las tres más importantes en su opinión:

  • La primera, apagar los dispositivos electrónicos que nadie esté usando. Mantener las pantallas encendidas como un ruido de fondo genera una distracción para el aprendizaje.
  • Evitar siempre el uso de dos o más dispositivos de manera simultánea.
  • Y establecer límites de tiempo para el uso de pantallas. Más de dos horas de uso de dispositivos digitales comienzan a generar impacto negativo sobre la salud, a nivel físico, de sueño deficitario, incluso a nivel social, además de acarrear un mayor riesgo de síntomas depresivos.

Para complementar éste último punto, Labrador ha querido dar unas pautas generales por edad, de cero a dos, de dos a cinco, de cinco a diez y en adelante. Pautas muy sencillas y explicadas con total claridad.

Y para ayudar a entender en la primera infancia ese paso del tiempo, que es el causante de que las cosas empiecen y se acaben, Marina ha planteado algunas posibles estrategias dirigidas a las familias que encuentran dificultad a la hora de imponer un horario. Si, imponer es el verbo, una frase que Marina ha dejado meridianamente clara en su ponencia es: sobre todo no negociemos.

A esta frase, aparentemente inflexible, ha incorporado una batería de estrategias y propuestas para que los niños y las niñas no vean las pantallas como único foco de disfrute vital, estrategias que se pueden llevar a la práctica, por ejemplo, en un viaje largo: proponerles música, audiolibros, audiocuentos, ver el paisaje, jugar a juegos de coche, explicar lo que vemos, juegos de palabras, sé que es más costoso.

Disponer en casa de lugares y momentos en los que las pantallas están ausentes ayuda a toda la familia a mantener un equilibrio entre lo que está dentro y lo que está fuera.

De este modo les enseñamos otras alternativas para utilizar el tiempo de espera, ese tiempo en el que no es obligatorio hacer algo.

El segundo bloque de contenido de este taller ha girado en torno a las rutinas. Rutinas que se pueden establecer en torno a las pantallas para equilibrar la actividad conectada y la que no lo es.

  • Tener zonas libres de pantallas y que nos permitan tener un tiempo de desconexión y si os fijáis esto es aplicable a los niños, pero incluso también a los adultos. Disponer en casa de lugares y momentos en los que las pantallas están ausentes ayuda a toda la familia a mantener un equilibrio entre lo que está dentro y lo que está fuera.
  • Planificar actividades sin pantallas para que las relaciones sociales cara a cara, que tienen una función muy importante en el aprendizaje, sean las principales en su desarrollo.
  • Fomentar el ejercicio físico en familia y esto lo repito incluso en la ESO. Es muy, muy importante porque las personas con menos actividad física dedican más tiempo a las pantallas e incluso yo estoy viendo que dedican más tiempo a otro tipo de actividades menos indicadas. Hay que fomentar el ocio saludable.
  • Evitar el uso de dispositivos en el baño y en el dormitorio.
  • También reducir el uso de dispositivos en sus zonas de juegos, porque el juego es una forma natural de aprendizaje de los niños, y si metemos un dispositivo en esos instantes en los que podría estar jugando con sus juguetes incluimos una interferencia en su imaginación.
  • Las comidas: Las pantallas durante las comidas se asocian con una mayor ingesta calórica, con un mayor riesgo de una dieta poco saludable y además reducen muchísimo la interacción de la familia. Aquí apuntó que se refería a todas las pantallas, incluida, por supuesto, la televisión.

Y, además, pensar en cómo dar respuesta a esta pregunta: ¿Cómo les enseñamos a diferenciar contenidos apropiados de inapropiados, tanto de vídeo como de juegos?

En este último punto Marina ha prestado una especial atención y ha dedicado una larga explicación en la que ha hablado de la gran responsabilidad que sobre este asunto tienen los padres y las madres.

En la parte final de la ponencia, tras haber sentado todas las bases de rutinas, comportamientos y estrategias, ha dado su visión para utilizar las tecnologías a nuestro favor. En este apartado se ha centrado mucho en equiparar el aprendizaje vital no conectado con el que sí lo es; Estar pendientes y presentes, conocer lo que ven y a lo que juegan, conocer las aplicaciones en las que participan, ser conscientes de que los dispositivos no son sustitutos de una niñera, y fomentar el uso creativo de la tecnología.

No hay que tener prisa para que nuestros hijos usen los dispositivos y mucha menos prisa para que los usen solos o sin supervisión.

Con este taller finalizó el ciclo de ponencias EduCONEC de 2023. En Eduación Conectada ya estamos trabajando para preparar un nuevo ciclo que, en 2024, siga aportando ideas, propuestas y contenidos.

Muchas gracias por vuestra presencia en este año, y a por un feliz y  educativo 2024.

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