El mes de agosto es el mes por excelencia de vacaciones, el mes del calor a tope, el mes de la ropa ligerita, más corta, más ajustada, más abierta, más “para dejar ver”… Esa ropa que los escaparates y anuncios publicitarios, tanto en las calles como en la tele o internet, nos han enseñado y mostrado cómo se supone que deberían quedarnos esas prendas y qué hacer para tratar de parecernos a esas o esos modelos a quiénes todo les sienta tan bien (ayudados por el Photoshop).
Y es que estamos en la llamada “la época de mayor estrés para nuestra autoestima del año”: la época de la operación bikini o bañador.
Ya hablamos el primer verano del Blog sobre esa presión sobre nuestros cuerpos en verano y sobre los requisitos necesarios que vemos en muchas revistas que rotulan en grande en esta época lo de “QUÉ HACER PARA TENER UN CUERPO 10 PARA IR A LA PLAYA”. Recuerda, lo único que tienes que hacer son dos requisitos importantes: 1.- Tener un cuerpo 2.- Ir a la playa. ¡¡Ya está!!
¿Qué es lo que se supone que ha hecho nuestro cuerpo para que nos dediquemos a martirizarle como lo hacemos? Y más allá ¿por qué nos ponemos a nosotras y nosotros mismos esa situación? Hacemos dietas escandalosas, nos apuntamos al gimnasio o hacemos deporte centrados exclusivamente en el resultado que esperamos obtener en lugar de en disfrutar lo que hacemos, incluso compramos todo tipo de fórmulas mágicas que nos prometan que vamos a bajar un par de tallas antes de que llegue este momento del verano de enseñar “cuerpo”. . .
¿Por qué hacemos eso? Porque hemos puesto nuestra idea de valía personal (nuestra autoestima) en un peligroso combo: nuestra apariencia exterior sumada a la opinión que tengan el resto de personas sobre nuestros cuerpos. Cuando el físico no es nuestro fuerte –o simplemente no se parece al de las o los modelos de revista- a menos que tengamos una autoestima alta y centrada en quiénes somos no estaremos a gusto con quiénes somos, ni en agosto ni el resto del año.
Para aumentar nuestra autoestima, para estar a gusto en este mes de agosto, nos recordaremos como un mantra, como dicen en Quiérete Bien, que:
- Tú no eres tu cuerpo. Si un día te faltase un brazo, una pierna, perdieses el pelo o se te cubriera la piel de eccemas (por poner un caso) seguirías siendo la misma persona, digna, merecedora de amor e igual de valiosa que hoy eres.
- Nunca vas a tener una percepción realista de tu cuerpo –incluimos también de tu propia cara y pelo. Es difícil que encuentres algo tan subjetivo como la imagen que has creado de tu propio cuerpo. Son tantos los cambios que has vivido así como las ideas y creencias que tienes sobre él que no puedes percibirlo como es en realidad.
- Uno de los factores que más influye en tu percepción de tu propio cuerpo es tu estado de ánimo. No solo es que cuando estás feliz el resto te vea más guapa o guapo, sino que tú te percibes con mucho más atractivo: una forma de verse mejor con cero sufrimiento ¿alguien da más? (Repite conmigo, Me gusto, me gusto, me gusto).
- Tú pones las reglas. ¿Por qué dejamos que nadie –la sociedad, los medios, nuestro entorno…- establezca lo que es aceptable, deseable o indeseable? ¿Quién es el órgano competente que puede catalogar un “Cuerpo 10”, sin entrar en temas de salud, y a otros cuerpos como ejemplos de lo que quieres evitar?
- Solo la autoestima permanece. Aunque lográsemos alcanzar todos los requisitos estéticos para nuestro cuerpo, cara, cabello y atuendo que tienden a infinito, solo podríamos hacerlo por un breve espacio de tiempo. Nada va a impedir que envejezcamos y que, inevitablemente, nos salgamos de esos cánones nuevamente.
Así que ya sabes, la operación bikini-bañador se ha cancelado, repetimos, cancelado, y no porque nos pasemos a la operación bañador estampado, pareos anchos o bermudas XXL, se ha cancelado porque hemos decidido engordar nuestra autoestima. No conseguiremos tener menos barriga, celulitis o muslos, peeeero sí conseguirás que todo eso te dé igual y que, talla arriba o abajo, con bikini , bañador o cuello vuelto, sigas queriéndote a ti , a tu cuerpo y tratándote bien sin amargarte un agosto, que es para estar a gusto y nada más.
¿Y TÚ QUÉ… este agosto, estás a gusto contigo?