En cuestión de robótica, es tiempo de reciprocidades. Los robots aprenden de lo que la especie humana les enseña y, por eso, se han convertido en una buena herramienta para el aprendizaje. Lo hacen, por el momento, como vehículo de intermediación entre quienes les han programado y quienes se sirven de ellos.
La última generación de robots es capaz de aprender a realizar labores a partir de la observación. Un aprendizaje por imitación, todo un clásico.
Es el aprendizaje vicario de Albert Bandura, pero en lugar de entre personas, de un robot gracias al comportamiento de una persona.
Los robots ya pueden ver, analizar lo que ven a través de sus redes neuronales y repetir, imitar, lo que han visto.
El paso está dado, ya no es cuestión de programar al robot para cada necesidad, ahora, para enseñarle algunas labores, basta con realizarlas y la máquina la aprende por su cuenta.
Por otro lado, las inteligencias artificiales se entrenan a partir de lo que las personas les volcamos, y ese es un sistema de aprendizaje por refuerzo. De manera que en cuanto a los robots se les acopla una IA pueden aprender por imitación y por refuerzo. Enseñanza y entrenamiento.
Estamos en un escenario avanzado en muchas ocasiones por la literatura de ciencia ficción. Y hay que aprovecharlo.
La esencia de la robótica es ayudar
Los robots son un recurso de prodigiosa precisión, y ya forman parte de los equipos de trabajo en muchos ámbitos.
En medicina, la cirugía robótica es un avance extraordinario, hablamos en este caso de trabajos de extraordinaria meticulosidad.
En industria, en energía, en logística, agricultura, los robots colaborativos están ya incorporados en muchas fábricas e infraestructuras facilitando y haciendo más segura la labor de las personas.
En el sector automovilístico va incorporándose la robotización desde los años setenta, y el coche autónomo será un robot en sí mismo en muy poco tiempo.
A esta utilización en los ámbitos laborales se suman los beneficios que la robótica comienza a ofrecer en casa; limpieza, cocina, comunicaciones, apoyo en cuidados a personas dependientes…
Y como consecuencia lógica de esta implantación, la robótica ha llegado a la educación.
La robótica educativa ayuda al aprendizaje, potencia habilidades motoras y cognitivas, incita a la curiosidad y con ella al interés por la investigación.
Uno de los mayores beneficios de incorporar la robótica educativa en el aula es el fortalecimiento de habilidades y competencias de programación y pensamiento computacional.
El pensamiento computacional está focalizando el interés de las grandes corrientes educativas internacionales. Su implantación está cambiando planes de estudios de muchos países en todos los niveles educativos.
El objetivo que se marcan con esta inclusión en los planes de estudio es que la tantas veces mencionada alfabetización digital sea una realidad, que las personas que hayan pasado por ese proceso educativo sean creadoras, innovadoras, y no meras consumidoras de tecnología.
¿Cómo conseguirlo?
En gran medida podemos ayudarnos precisamente de los robots. En educación infantil ya se puede empezar a trabajar las habilidades relacionadas con el pensamiento computacional para ir sentando los cimientos para, en un futuro, aprender los diferentes lenguajes de programación.
Se puede hacer a través de materiales sencillos, de construcciones, con algunos juegos de mesa, con material Montessori… y con dispositivos robóticos diseñados para ese primer momento.
Singapur, 2016
Una experiencia que resulta interesantísima es la que se ha llevado a cabo en las escuelas de educación infantil en Singapur.
En 2016, en ciento sesenta centros, introdujeron robots sin pantallas que ayudan a iniciarse en los conceptos de programación.
Han sucedido dos cosas, una esperable y otra sobrevenida. La primera es que las niñas y los niños se ven capaces de incidir en el comportamiento de la máquina y prefieren eso a observar lo que la máquina hace. Y la sobrevenida es que estos robots sin pantalla limitan el interés por los dispositivos con pantalla, lo que favorece, de modo, colateral, el desarrollo intelectual en esas edades.
Los niños y las niñas de esos ciento sesenta centros aprendieron a dominar los conceptos de programación rápidamente, con la ayuda de pequeños robots. Robots como Bee-bot.
El pensamiento computacional está focalizando el interés de las grandes corrientes educativas internacionales.
¿Hay muchas opciones?
Decenas de opciones que pueden elegirse para incorporar esos pequeños robots entre los diferentes elementos del día a día de la infancia.
Cada robot tiene sus características que ayudan a ir trabajando ese interés por ejercitar el pensamiento computacional.
Algunos los presentan editoriales, como NEXT, que es de Edelvives. Otros se presentan con nombres evocadores, como Edison, un robot que se puede personalizar con piezas de LEGO y convertirse en un juego.
Por su parte, LEGO tiene en el mercado algunos robots también interesantes para el aprendizaje de programación, como Lego Boost, Lego WeDo 2.0 o Mindstorms EV3
Hemos mencionado Bee-Bot, es el que tiene forma de abeja, uno de los más conocidos, creado para educación y enfocado en las edades de infantil y primaria. Siguiendo con propuestas con forma de animal, encontramos a Colby es un ratón que ayuda a los niños y niñas a aprender programación secuencial.
Con alguna opción más está mBot, un pequeño coche-robot. Otro, diseñado para entornos educativos, para mayores de cinco años es Finch Robot, una especie de compacto vehículo programable de inspiración futurista que se adapta a todas las edades para el aprendizaje de programación.
Para educación especial se ha diseñado Pleo, es un pequeño dinosario-robot capaz de transmitir emociones y de educar en ellas.
Hay muchos más, éstos son sólo algunos ejemplos que nos parecen atractivos para incorporar en la educación: NAO, Robot Mind, MeccaNoid, BlueBot, G15Ks, OWI 53, Dash & Dot, Aisoy 1, Pro-BOt, Cubetto…
Cada uno con su propuesta particular como robot educativo. Diseñados para ayudar a desarrollar, en el contexto de un juego, una de las habilidades cognitivas básicas del pensamiento lógico matemático: el pensamiento computacional.
Los robots que hoy aprenden son herederos de estos robots que enseñan. Robots educativos que ayudan a desarrollar ese proceso mental que utilizamos para resolver problemas mediante una secuencia de acciones ordenadas.