WhatsApp es utilizado por dos mil millones de personas en el mundo, es el servicio de mensajería más popular. También lo es en España, -con 33 millones-, donde, además, es un medio muy utilizado para difundir noticias. El 64% de las personas usuarias recibe al menos una noticia semanal de actualidad política a través de WhatsApp y un 24% recibe 5 o más noticias por semana.
Cuando nuestro hijo o hija llega al colegio, es prácticamente inevitable que surja la posibilidad de integrar el grupo de WhatsApp de padres y madres de la clase. No es un grupo creado por afinidades personales, sino por una relación sobrevenida y casual, y, por tanto, este tipo de grupos tiene, por esta razón fundamental, características especiales.
Sin ninguna duda, WhatsApp puede ser una herramienta muy útil en todas nuestras relaciones sociales, es una vía asequible y práctica para mantener la conexión con los demás. Y es indudable que los servicios de mensajería instantánea, como WhatsApp, en términos generales, nos han beneficiado. Pero salta a la vista, analizando muchas experiencias vividas, que existen detalles que pueden llegar a perjudicar nuestras comunicaciones.
En principio, los grupos de padres y madres nacen con la intención de ser un canal para tratar temas del entorno escolar que puedan afectar a toda la clase.
En los primeros años de la década de los 10, se afianzó una tendencia que ahora está en una seria revisión, lo que se vino a llamar la “comunicación digital permanente”, es decir, personas que se intercambian información en tiempo real a través de sus teléfonos y que viven conectadas a la red las 24 horas del día.
Esta discutible necesidad de mantener el teléfono “abierto 24 horas” ha favorecido el gran desarrollo de la mensajería instantánea, sin embargo, el exceso de comunicación no siempre está unido a la buena comunicación.
Hay una máxima sobre la comunicación que dice: “Todo lo que no es comunicación, es ruido”.
En principio, los grupos de padres y madres nacen con la intención de ser un canal para tratar temas del entorno escolar que puedan afectar a toda la clase. Ese y no otro es su objetivo, y no deberían salirse de él.
Sin embargo, resulta manifiestamente fácil que estos grupos se conviertan en un espacio de enfrentamiento y desconcierto, precisamente por las características de esta vía, tan abierta, que, de modo natural, invita a la interacción instantánea.
Ésta instantaneidad en muchos casos se traduce en el envío y la recepción de mensajes que no tienen que ver con el día a día de la clase y del centro escolar, o que no están suficientemente meditados y pueden provocar malos entendidos y enfrentamientos innecesarios.
También es muy común que se utilicen como herramienta sustitutiva de la agenda escolar, algo tremendamente contraproducente para los niños y las niñas, que, al ver que a través del grupo de padres y madres se solucionan todos sus olvidos, dejan de prestar atención a sus responsabilidades y pierden oportunidades preciosas de ganar seguridad, autonomía e independencia.
Un grupo de padres y madres de la clase no es el grupo de amistades que planea una salida de fin de semana, es un medio para informarse de cuestiones del colegio. No es un espacio que pueda ser inundado con notificaciones de memes graciosos ni con rebotes de cadenas de WhatsApp ni cosas por el estilo.
No en pocas ocasiones estos grupos son, además, un verdadero quebradero de cabeza para el profesorado, pues pueden transformarse en un caldo de cultivo en el que resulta relativamente fácil desprestigiar al personal docente.
No en pocas ocasiones estos grupos son, además, un verdadero quebradero de cabeza para el profesorado.
Y, ante todo, son grupos que tienen que tener unas normas pactadas y aceptadas por todas las personas que lo forman, un grupo con reglas y horarios. Y dentro de esas normas, la más básica: no hay ninguna obligación de formar parte de ese grupo y se puede salir de él cuando se considere que no se está a gusto en él o que ha perdido su función.
También en esto somos un ejemplo para nuestros hijos e hijas. Utilizar de forma responsable este tipo de chats facilita mucho las cosas. Por ello, la comunicación siempre se debe basar en el respeto y, sobre todo, en el sentido común.
En Educación Conectada, teniendo en cuenta las experiencias acumuladas por muchas familias, creemos que es importante dar pautas testadas sobre cómo utilizar este tipo de grupo para gestionar la información de forma adecuada y evitar complicaciones. Hemos recopilado una serie de herramientas que evitan llegar a esas situaciones que no ayudan en nada a la educación y que, a su vez, permiten sacar el máximo rendimiento de estos grupos.